3
1
6.
Carlas
ae
.las
M.Tfslone1
,
pre
qu~
tomar lo alto de la Bah!
á;
pero Ia
aren~
eílaba
tan movediza, que nos
hundiamo.s todos
de
manera ,
que temi
·que
la mitad de la
Tropa(~
.quedaífe
en el cámino. Los
Inglefes ,
poco
acof~
tumbrados
a
caminar , h·allaron el
paífeo_
dernaGa~
do largo ,
y
echaban m-enos
fll
Navio ; lJero
fue
culpa fu
ya,
11orque
fabian
que
la
Pyragua,
en
ql:le
nos etnbarcarnos ,
nada valia;
y
fi
rr1e
huvietan
avifado
a
tiempo,
huvicra pedido otra
al Ca
pi~
. tan. Eh fin,
a
fuerza
de
aúimarlos,
llégamos
cer~
'ca de la punta
que forma el
Rio ,
y
cae fobre
la:
Bahia.
Seda
como n1edia
noche' , y
par~unos
e-n
el Cortijo
de Mad:Jma de Charanville, donde
c.o~
nocian
los Efclavos
él buen corazon,
y
la
generol1~
dad de fu
An1a.
Aunque etl:Jban fol os, nos
red..;
bieron
muy
bien ,
y
procuraron aliviarnos quanto
les
fue
pofsible. Havia
tomado
la
precaucion
de
embiar
delante un Negro de la comitiva
para:
avi"'
fa
des
de mi
venida;
porque fin eífo havie·ramoS,
corrido gran riefgo de no fer
recibidos :
t-an
gran~
de
erá
el
fufl:o
de
los
pobres Negros.
Dio
mucho gufio
a
los
lnglefes
el
buen
re-+
cibimiento, porque tetnian fer 1nuenos.,
o
maltra~
1
tados
de los
Negros,
y
hu
viera
fucedido,
a
no
ef~
tar yo
con
ellos ;
y
afsi no fe apartaron de
mi
lado. En fin, ha
viendo
defcanfado un poco,
toma~
; mas
una
Pyragua ,
y
el rumbo
de
Cayen<to
Luega;
J
•
que nos avHl:aron ,
conocieron por la ·
Vandcr~
_. blanca ,&que veniamos como Diputa-dós
a
propo..:
. ner
Aruculos de
acomodo.
Vino
luego un Def"'\
tacame~t-o
al
Puerto
con la bayoneta calada ,
~
prefento
las armas, como es
coítumbre. , Las
m t1-1
rallas
que
ca~an
[obre
~! !:~let!o
?_
y
~a
CQ1inar
€n; _
que