'Je la
Compañia
de Jefus.
.
f"
: todo, conducidos por la
Divina
Providencia, en ..
trarnos el dia veinte
y
feis
por
la
mañana en
d
-J)equeño Rio de Macuda,
Gn
que alguno de
no~.
forros conodeífe fu corriente. De rnanera
fue,
_que
confeffaron los mifmos Inglefes en
alta
voz, que
Dios
falo nos havia conducido fa nos, y falvos por
en
medio de tantos peligros.
Penfamos luego en los
medios
de
llegar
a
Ca~
yena, pero no era fadl. No hallamos Pyragua , ni
con que componer la nuefl:ra. Los Negros, que ha..
vian
quedado falos
e_n
los Cortijos, e!taban tan
aífuf...
tados, que
no
quedan
recono~ernos.
Como havia
~orddo
la voz, que yo era priftonero, reeelaban
que me huvicfien los Inglefes puefl:o en tierra, pa–
ra
coger mas facihnente efclavos. En
fin,
defpues
de muchas protefiaciones, y fu-plicas , algunos
de
los Olas oífados fe atrevieron
a
acercarfe.
Nos
procuraron algunos refrefcos , y ciertamente
ne~
cefsiraba
de
ellos. Apenas puedo tomar alitnento
, en
el
Mar
J
y
por
ell:a razon
efiaba tan debil
,
que
no me podia tener en pie. Haviendo
cobrad~
fuerzas, entregue
a
los Negros la Pyragua_.que
de~
xabamos , con todos fus aprefl:os,
y
tomamos el
ca.o~
mino de Ca'yena por la orilla del Mar. No queria
caminar tierra adentro' por no
dar
a
nueíl:ros
·ene~
migos conocitnient@s , que nos pudieífen fer per–
judiciales. La noche que fobrevino favorecio mi
intento:
y
puedo decir con verdad , que nada vie–
ron los cinco Inglefes, que pueda fervirlos,
fi
Je.s
da
gana -de bolver
a
viGtarnos durante la Gue rra•.
Me
fe da dificil,
y
aun irnpofsible,
explicar
lo
que tuvimos que fufrir en las tres, o quatro leguas..,
. que
anduvhnos.
Cornq
fub!a el
fluxo, tuvin1os
fiem~
!\r
lt.
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