,
¡o
Cartas
ae
las
M.;¡J;onel
__
hago mi reridencia. Se juptan en
la
fuya
los Mier•
coles,
y
Sabados,
y
en fus
juntas
fe
guarda
el
mif~
mo
orden, que en las de los hombres.
Qlerra
V. R.
faber la naturaleza,
y
las
cnli-i
dades del Pals que habitamos , y voy
a
fatisfa•
cerle. Nueftras Montañas, en ciertos parages,
no
fon mas que rocas efierilés , y en otros eftan llenas
de
arboles
muy
efpefos. Aqui fembramos defpues
de
haver cortado los arboles ,
y
barbechado la
tier~
ra. Es largo ,
y
penofo trabajo ,
y
podem0s decir,
que tenemos montañas
fin
valles.
El
efpacio
que
b
ay entre las montañas ' fe reduce precifamente
a
.torrentes llenos
de
rocas. Para
la
fubfill:encia
de
una fola
fa~ilia
,
es
precifo fembrar mue ha tier–
ra.
No produce el terreno n1ucho
trigo,
y
fus gra–
nos fon muy pequeños. Mejor viene el trigo de
In–
dias,
y
otra efpecie de
grano ,
que no he viO:o
en
Francia:
fe
parece algo
a
nueíl:ro millo
mas gruef–
fo,
y
lo llaman
Caoleang
:
de efias dos efpecies fe
alimentan los Montañefes.
Et -
año que
entre
en ellas
~1oncañas
havia
havido tnala
cofecha , y
era
grande
la
careíl:ia.
Vi–
vian de raices, de yervas
del
campo,
y
prindpal–
nlente de ralees de
helecho.
Se
fecaban
al Sol
para
moler!
as; porque aqui
tiene
cada familia fu
Molino ,
y
con i1 íl:e
en
dos piedras redondas con
fu
nluefca'
y a
fuerza
de
brazo'
u
de cavalleda,
quando
hay
con que
mantener un pollino ,
fe les
da
-bueltas.
Se
reducen
las ratees
a
harina,
y
de
ellas fe hace una efpecie
de
Farro.
Quando
en–
traron los Chrifiianos en efias Montañas , todos
los
terrenos de pan llevar efiaban cubiertos de ar–
boles ,
y
derribaron tantos , que
oy
dia apenas
que-