de
la
Compañia
de Jefus.
1
8
3
tales,
cogieron los VJfos
Jag¡aJo ,
los
ornamen–
tos,
y
los
muebles de fu pobre choza, de la qual
yo
havia fido el Arquitecto,
y
le llevaron con11go.
/\ una legua del
Lugar
le
deíi1uda ron , le ataron
a
un per1afco,
y
le di{pararon
treinta
y
dos
flechas,
una
de
las
quales
le
pafso
el
coraz0n.
Era
yo
an1igo intimo
de eíl:e
zelofo
Mifsione–
ro: fui
Con1pañero
in .... parablc
de
(
us viages,
y
los
n1uebles que
tengo,
ran
i
0
ua
mente
fu
y
os.
Los
mi~
ro aora
como
precio (as
R liquias.
Sus
ao1ados
eo–
phyros,
y
lo que fe
pudo juntar en el Lubar,
fue–
ron conducidos
a
las
cerc· n1as de Tarija,
donde
cfian al abrigo del furor de los crueles
Chiriguanes.
En vano fe ha
procurado
in fp irar
fentimienros
de
Religion ,
y
aun
de
hun1anidad a efios
Barbaras.
De dofcitntos años a efia
parte,
fe e1nplearon los
n1as fervorofos Mif ioneros en [u converfion,
con
un zelo
ardiente ,
y
con
una
charidad
infatigable;
pero tuvieron que aband onarlos,
fin
facar fruto
al–
guno
de
fus trabajos.
No
perdono
San
Franciíco
Solano
a
cuidados , ni
fatigas para a
!andar
fus
inflexibles corazones,
pero
no
lo pudo lograr.
Uno
de
ellos
me dixc un
dia: ,, Tu
ton1as
n1ucho
tra–
' ' bajo
ínutilmente ;
y
cerrando la mano, añadio:
,, los Indios
tienen
e
1
corazon tan cerrado como
n1i
,, puño.
Tu
te engafa s, replique
yo,
y
dices po–
~'
co; fu
corazon
es rn:ls duro>
que
la
piedra: ni
,, n1as , ni menos, re fiJo
odio el;
pero
al
mi(
mo tiem..
,, po fon mas di
frros,
y
mas atl:utos
de lo que pi en–
~'
fas :engañaran al
ho1nbre mas avifado, fino
efta
,, muy
fobre
s1.
Se puede en mucha parte
arribu1r
el eltorvo
de fu converfion a la mala
futileza
4e
fu
entendi~
m!
en~