PROLOGO DEL
EDITOR.
E1
dictámen del Fiscal del Consejo de Castilla) so–
bre el restablecimiento de los Jesuitas en los domi–
nios de
s~
M. C., que nos decidimos a publicar hoi)
lo destinábamos a formar parte de una historia ecle–
siástica del presente siglo, que en breve datémos a
la prensa. Hasta entónces habría pern1anecido inédi–
to, si la cuestion de los Jesuitas no hubiese ajitado
los ánimos, hasta el punto de provocar una guerra
civil en la Suiza. Unida esta circunstancia a los tiros
asestados diariamente en Francia) en nuestra
Espa–
ña
y
otros paises, a ]a Compañía de Jesus, hemos an–
ticipado la publicacion de un documento, que ilus–
trará sin duda la opinion de los hombres de buena
fé, en un punJo en el que por tantos n1edios
y
con
tan tenaz empeño., han procurado estraviarla los sec–
tarios de la impiedad . . No suponemos a todos los
enemigos de los Jesuitas partidarios de la filosofía del
siglo
XVIII;
sabemos que muchos con la mas sana
intencion, han llegado a persuadirse de las falseda–
des inventadas en su daño, por la malquerencia
dt~
sus
contrarios. ¡Tan perjudicial llega a ser la repe–
ticion de la calumnia! Así) para arrancar la máscara
a
los unos, abrir los ojos a los otros)
y
prevenir a
los incautos, hemos creído necesario .la publicacion
del presente libro, que a tan importantes ventajas,
reune la inapreciable de la
oportunidad.
.