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C!NERAt,
j
9
3
~ér
concurrir
todos
los ciudadanos
á
la
pros- Siglo
peridad pública, dirigiéndolos ácia este
fin
XVII.
ton ·el
etnpleo
oportuno
de
sus
talentos,
este
grande hon1bre, pues,
no
quiso jJrnas
consen-
tir en él.
Preveia
sus
consecuencias ,
.y
este
promotor
de
las
fábricas
y
de
las artes
sa-
bia quán necesarios eran los brazos, que
n1ny
en
breve
faltarían para
sostener unos
estable–
cimientos en
que
consistía la
riqueza de la
Francia,
y
que atraian
á
ella el oro
de las
Naciones
vecinas. Despues
de sn
muerte
se
impugnáron sus
principios,
se calumnió
su
a.dministracion,
y
miéntras
que se
disfruta-
ba
de sus
beneficios
sin
conocer
el
orí5en
de
ellos ,
se
pensaba en destruir su
obra,
y
eHo
porque los que despues de
él
tu
viéron
el
dominio
en el
consejo
de Luis
XIV ,
co ..
n1o no
tenian ni
sus ideas
profundas , ni
los recursos de su
vasto
ingenio ,
jgnorando
el
arte
de en1plear los
hombres ,
y
no co•
no~ietido
cotno
él
todo
el
interior del
lt':!y-
no , ignoraban asitnismo la utilidad que sa-
bia
sacar del
carácter
y
de
la
industria pro-
pias de
los habitantes de
cada
Provincia.
No
reoaraban
en l0s
Protestlntes
sino
con
~
re1acion
á
los Dogmas
y
al culto , que en
algun
modo separaban
esta
porcion
de
los
ciudadanos
de lo
restante
de la
Nacion. No
veían en
ello~
mas que unos
No-Conforn1is–
tas
que
l~abian
peleado mucho tiempo con..
tra