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tamaños, y algunas muy ponzoñosas. Muchos tigres,
leopardos y animales voraces. La cantidad de hormi–
gas de diferentes especies y grandores, es inmensa.
Los mosquitos en tanta muchedumbre, que á veces
se forman de ellos como densas nubes,
y
murciélagos
de estraordinaria grandeza. Los rios en gran mane–
ra abundan de
p~scado
y de caimanes; los montes
crian muchos animales comestibles, y el aire da mu–
chísimas aves de varias especies, asi de caza como de
canto, matizadas de hermosos y vistosos colores.
Todo este vasto espacio de esta tercera notable por–
cion de la meridional América, está poblada de innu–
merables naciones de indios infieles, que viven de vida
brutal, sin ley, ni rey, ni dependencia : contentos con
lo que produce la tierra y los rios á costa de muy
poco trabajo, porque como el temperamento es muy
cálido
y
húmedo, hace al terreno grandemente fértil de
todas las semillas
y
frutos que suele producir la mon–
taña. Las mas de las naciones no usan mas vestido
que el que sacaron del vientre de su madre. Viven es–
parcidos por aquellos montes en casas grandes hechas
de palos
y
cubiertas de hojaH de palmas. En cada casa vi–
ve una familia
ó
parentela de treinta
ó
mas personas.
Solamente se juntan en crecido número para sus borra–
cheras (qu e es su vicio dominante),
y
para 'las espedi–
ciones de guerras que continuamente ti euen unas
naciones con tra otras : para cuyo efecto eligen sus
cabos
ó
Curacas. Entre ellos se ignora la piedad, por–
que ni los hijos hacen caso ue sus padres, ni las hijas
atienden
á
los precep tos de sus madres, y los enfermos
no tien en mas remedio que sanar naturalmente,
ó
morir desamparados; y despues de muertos, sus pa–
rientes pegan fu ego á la casa y cadáver,
y
se mudan á
vivir á otra parte bi en distante.