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S S
u
N
T
o
XXIII.
3
2'3
ilar los Sacramentos
a
los Etifermos; tiene obligacion
de vijitarlo.;., confolarlos
,y
animarlos
,
y
no aban–
donarlos, como
ji
no fuerm foyos:
luego dice :
Ejla
regla es mas digna de obfirvarft en la; Sierras, Mon–
·taña.r,
o
Parrochias derramadas por la Campaña,
en donde, porfalta de Medicas
y
Cirujanos,
y
por lo
di./lante de los Parrochiano1, fi lb adminijlrtJn de
una vez el Viaúco,
y
Extrema Uncion, aun quando
no es enfermedad de muerte ,por
d
temor de que no
fe
quede fin Sacr_amentos. Dicidme, Señore1, puede
haber mayor impiedad, ni dureza de entrañas en un
Cura, que
cfe.fpuu
de comer, y regalarfi con
el
fudor
y
frutos dt: fos Feli¡;refis
,
llegando efle pobre al
cf–
trecho de
el
morir, le dexe fin aflij/encia, ni confite–
lo, cercado de Enemigos invijibles, que .fue/en tentar
fOn
ma¡ fuerza
en
aquel lmzce? Abandonaría afli
a
untJ Mula, que le hubiera coflado cien ducados
?
Y
poco defpues añade:
Todos condenarían de impío
y
fioxo
a
un Pa/lor,
ji
a
un Noble Cavallero Peligres,
que viviejfl en una Gafa de Campo, file dexa.Jfl mo–
rir Jin-afii}lencia, ni pareciejfl alli de.fpue¡ de haberle
oleado.
.
Pues porque
e.r
menos debida ej/a aflij}encia
al pobreciUo Peligres enformo
?
2 2
ProGgue
el
Padre fu difcurfo, diciendo:
To me ej/remezco, al ver Curas, que teniendo t iem–
po para comerciar
y
negociar ,para
e!
naype ,para la
diverjion
y
pafio, no le tienen para repetir viages
J
vijitas
a
fus
E~formo¡
oleados, moribundos,
o
deja-
P
e
l
d
h
.
. .
e
11
.
a
a.tayu
u~tados.
V1
VImos como
ava os en el Monte,
ubi [up.
me dixo una pobre Muger al confefarla; para expli-
car el de.famparo que e:':tperimentaban en
fu
Cura: pa·
labras fueron eftas
,
que me penetraron el Alma. T
no pudi'md{)
mcdir~s
con compas rr.meflra obligar:ion
To.m.II.X
3
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