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de
est1·angeros
necesitados que
se reciben en la casa, va·
:ría
segun las diferentes·esfaciones del
año.
A la
apro:~j.
lnacion de la Semana Santa, los últimos dias sobre todo,
su número oudinariamente pasa de trescien
1
tos. El Miér·
coles, el 'Jueves
y
el Sábado Santo,
los
Cardenales,
la ..
·nobleza romana, los principales miembros de la clase me·
dia,
y
generalmente
tod~s
aquellos ciudadanos
ó
estrau–
geros, que están inscriptos en la lista de
l~
confraterni-·
. dad, vienen
á
Iávar los piés
y
servirá la mesa
á
estos
desconocidos,
que
se llaman
cristianamente
herrnanos
peregrinos.
En este dia, el públ1co es admitido
á
pasear
las salas del hospicio desde una hora· antes .de
ohscure-
. cer.
A
la misma hora, las señoras
y
princesas romanas
cumplen las mismas funciones con las mugeres peregri-·
nas,
en su cuartel particular.
La concurrencia es
mucha
para ver entrar
á
los
pero~
gr inos el
:Miércoles
Santo,
y
los preparativos de la cena
y
servicio de mesa están manifiestos
á
los visitantes. Todo
es
abund~nte
y
bien aliñado para
]a;
cena de los pere–
grinos
que
sentados
á
la mesa son servidos por los per–
sonagcs.
XXVII.
JUEVES SANTO.
EST.A.CION
Á
SAN JUAN DE
LE~rRAN.
El
Jueves Santo, llamado tambion de la cena del Se–
ñor, fué consagrado
á
recordar la última Pascua que ce·
lebró Nueetro Señor Jesucristo
y
la institucion de
la
·Di–
vina Eucaristía; mas Urbano IV, cerca de la mitad del
sjglo
XIII,
recónociendo,
que el
J
uéves era muy
imue-
diato
al
Viérnes Santo, dia de la muerte del Señor,
y
L
que la alegria de Ja Iglesia no podia ser completa, como
fo
exige la fiesta del Sacramento del amor del Salvador,
decretó que independientemente de esta primera fiesta,
se
celebrara· una segunda en honor de la Eucaristía.
Para esta solemnidad eligió dia en el cual nada de
triA·
te se viniera
á
mezclar,
y
designó el
J
uéves dcspues de
fa
SantísiVla Trinidad, que llamamos
Jitéves
de Corpus,
quedando el de
la Semana Santa
Juéves de la sa.rda cena.
En otro tiempo se celebraban en este día tres
mi:sas.
La