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leza se edificase un templo eterno, y de la firmeza de
estafé arrancase la alteza de la Iglesia que habia de
elevarse hasta el Cielo
(1).
Y por cuanto las potestades
infernales, con el intento de derruir, si posible fuese, la
Iglesia, embisten de todas partes con mayor odio cada
dia su fundamento puesto por Dios; Nos, para custodia,
incolumidad y acrecentamiento de la cat6lica grey, juz–
gamos necesario, con aprobacio11 del Sacro Concilio,
proponel· la doctrina que, segun la antigua
y
constante
fé de la Iglesia universal, debe ser creída y profesada
por todos los fieles acerca de la instit ucion, perpetuidad
y
naturaleza del sa.grado primado apost6 lico, en el cual
se apoya la fuerza y solidez de
toda la Iglesia, como
tamb ien proscribir y condenar los opuestos errores, tan
perniciosos
á
la grey del Señor.
CAPITULO
I.
DE LA INSTITUCION DEL PRIMADO APOSTOLICO EN EL
BIENAVENTURADO PEDRO.
Enseñamos por tanto y declaramos que, segun los
testimonios del Evangelio, al Bienaventurado Pedro
Ap6stol fué inmediata
y
directamente prometido y con–
ferido por Cristo Señor N uestro el primado de jurisd ic–
cion en toda la Iglesia de Dio s. En efecto, solo
á
Simon,
á
quien ya antes habia dicho:
seTás llamado Oephas
(2);
solo
á
Simo·n, despues de haberle oido aquella su confe–
sion:
'Pú eres el Cristo, HiJo de Dios vivo,
habl6 el Se–
ñor con estas solemnes palabra.s:
Bienaventurado eTes, .
Simon hiJo de Juan; poTque no te lo Tevel6 carne ni san–
gr·e, sino mi Pad?·e, que está en los Cielos: y yo te digo
q~te
tú eres P edro, y sobre esta piedra edificaré mi Igle–
sia, y las pueTtas del infierno no prevalecerán contra
ella: y á tí daré las llaves del ?'eino de los cielos: y todo
(1) S. Leo M. serm. IV.
[al.
IIL]
cap.
2.
in d!iem Natalis sui.
(2)
Ioam. I. 42.