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la Santí.s1ma Mud re de Dios
y
nuestra ' Madre tan lle·
na de amor por· nosotros,
y
como, en fin, manifestó
y
dió testimonio por sus gritos, por sus miradas
y
aplau–
sos de los excel,entes sentimientos de su fe, religion
y
piedad.
Y puesto .que esto es as!, venerables hermanos, que
Nuestra boca cante las alabanzas del '3eñor: que N ues·
tra alma, Nuestro espiritu
y
N hlestra lengua bendigan
su santo Nombre, porque, por un favor especial de su
Divina misericordia, la fe
y
la religion permanecen lle–
nas de vida en el corazon de los pueblos, lejos de debi–
litarse segun lo quisieran esos enemigos de Dios
y
de
los hombres que, marchando en sus impiedades, como
ministros de Sa:tanas,
y
haciendo esfuerzos para destruir
por todas partes nuestra fe
y .
religion Divinas, no se
avergüenzan de afirmar eÓn tanta impiedad como locura,
que los tiempos de la religion católica han pasado. Mas
su deseo perecera,
y·
sus criminales
y
multiplicados es–
fuerzos serim siempre vanos. La religion católica ba ·
jada del Cielo. sobre la tierra para la sal vacion de los
hombres, rodeada por todas partes de socorros divino¡s,
enriquecida de tesoros celestiales, jamas sera
desquiciad~
ni por la es tensa prolongacion de los tiempós ni por las
vicisitudes de las cosas. Siempre victoriosa en los com–
bates
y
triunfante de sus enemigos, permanecera estable,
inmutable, invencible hasta la consumacion de los si–
glos,
y
las puertas del infierno no prevalecerfm jamas
contra ella.
Sin embargo, ve,nerab,les hermanos, para orar · sin
c8Sar, suplicar con acciopes de gracias.
y
pedir humil·
Clemente
y
con todas nuestras fuerzas
a
Dios infinitamente
misericordioso que po r su di vi na gracia se digne con–
servar,, exitar
y
aumentar mas
y
mas en todos los pue.