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lNTRODUCCIO N.

§

1

o-

:n1otivo ele este esc1·ito.

Uno de los puntGs mas descuidados hoy en Ia. cnseí'ianzlt

-de la juventlld, y menos estudiado por los ya formados, es

€1

de las

regalias n&ciQnalesj

y

asi no es cstraño, que

se hayail mostrado contra ellas por el clero atmsado

y

;a1tra.montan.o, tantas pretensiones; que pongan en planta

los curialistas tantos avaaces; y que tampoco se contesten

por los qua deben

hacerlo. No era así en el tiempo que

pasó. Si los Reyes,

1110

permitieron. en América, los eE>tudios

<le otras ciencias, encargaban mucho se estLldiasen las obras

·en que sus derechos eraN. defendidos; y no podía dejar de ser

así. ¡Qué habría sucedido en América si los curialistas

y

ultra–

montanos hubiesen querido plantificar Stl perversa doctri–

na, sin encontrar quieaes se Gpnsiesen

á

ella! El resultado

habría sido funesto. Los americanos habrían sido esclavos

de la. Curia

y

de Roma, y las facultades de los Gobiernos

y

<le la Na.cion vilepeudiadas y olvidadas..

Los .Turistas, que estaban por el orden, y contra la usnr–

¡paciog, estudiaban las regalías, y las esplicaban. Conocedores,

p0r

la hlstoria, de las us11rpaciones de Rorn.a, y de sus injus–

tos avances, estlllvieron listos para defender el derecho, y opo–

nerse a!-despotismo

y

las invasiones de la Curia y trataron

<le qué prevaleciesen los derechos de los pueblos, los de los

imperantes, y de que se conservase en toda su plenitud la au–

tonomía nacional.

Deseoso, de contribuir por mi parte á aclarar este punto,

me profongo consignar en este escrito el fruto de mis Iectn-