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tienen una autoridad inferior á
la suya. "
(1)
Convi,·ne notar igualmente, que cuando el Esta–
do proteg-e
y
auxilia á la Iglrsia en el cumplimien–
to <l"
. u vocación social, ejecuta un acto de estric–
to dehrr
.r
no de mera liberalidad,
y
atiende, además,
á
"ns propios
interesr
y
bienestar. Allí, donde
la Ig l¡·sia es respetada
y
amparada por los poderes
político::;, reina la paz, se desarrolla la industria, se
acrecienta el trabajo, prospera, en fin, el E stado en
t,)do orden. Nadie negará que, cuando el poder civil
pn,tege
la vida de lo::; ciudadanos, garantiza la pro–
piedad
y
dcf1enue
la familia, cumple con una obliga–
ción de
ju ·ticia. Ahora
bien, la conservación é in–
cremento de la Religión, es el bien más grande
de
la
sociedad;
lurgo, el deber
qne incumbe al Es–
tauo cristiano de propender al desarrollo
y
mante–
nimiento de la Iglesia, es uno de
los principales
y
má
sagrados.
'' Cuando los gobiernos, dice Perin,
prl'stan ayuda
á
la Iglesia, satisfacen un deber, que
emana ele la misma razón de su institución, tan im–
portant!l como el de garantiz¡,r el orden general de
la
ocicdad, protcg!lr á todos y á
cada uno de sus
miembro
y ttabajar por el perfeccionamiento de la
comunidad. Lo
podere
públicos son "ministros de
Dio para el bien";
y
el bien supremo de los pueblos
es la vida esp;ritual en
,Je~ucristo
que,
c:~n
su gra–
ciJ, 1es da fuerza
y
prosperidad. En esta materia,
el deber de lo poderes temporales es esencial
y
pri–
mario: para negarlo. serta preciso decir que hay en
la viJa humana coRas que
~e
escapan al imperio so–
berano de Dios -- - -Y admitir un orden natural sub–
&i tente por sí mismo,
in enlace con el
orden so-
brenatural. . ___ Dios ha querido que fue e el orden na-
tural como el escabel ofrecido al ho:nbre, para subir
al orden sobrenatural: dada esta voluntad.
es evi–
dPnte, que las co as
temporales tienen relación esen–
cial con la
eternas,
y
que
el
primer deber de
los
(1) Le
yllabus.