DE ,PASION.
S
causarnos admiracion. Pero que un
Dios
padezca, que un '
Dios espire en 1os tormentos., que
un
Oios guste
Ja
muerte,
como habla la Escritura , poseyendo como posee la inmor–
talidad, es una cosa que los ángeles ni los ·hombres no
comp·rehenderán
1
jamas. El misterio de la .pasion de Jesu–
cristo es quien obliga al profeta á exclamar :
·Ob,stupésci·
te
cceli.
Cielos, pasmaos y aturdíos; porque
es ·una
cosa
que
e~cede
la
capacidad de nuestro entendimiento.,
y
que
pide toda la sumision
y
obediencia de nuestra fe ;
p~ro
al mismo tiempo nuestra fe ha triunfado del mundo
en
este gran misterio:
i
quando llegará el caso que tdunfe
de
nosotros
mismos~
Esta fe
ha
triunfado
de
nuestro .entendi–
miento ,
i
quando triunfará. de nuestro corazon
y
de nues–
tras
pasiones~
Pasma el que en el tiempo mismo que to–
do nos predica la pasion del Salvador, un tiempo esp
ecial–mente consagrado
á·
honrar sus humillaciones
y
sus
t.Or–mentos , ame un cristiano el fausro ,
alimen~e
um
;
fondode orgullo
y
ambicion, y viva entre gustos
y
deleytes. La
Iglesia nada omite para inspirarnos el espfritu de humil··
dad.,
de
compuncion , de mortificacion .,
y
d.e una santa
tristeza en todo
él
espacio de
e~tas
dos últimas semanas
de
quaresma : sus oficios , su luto
~
sus oraciones , todo
se
di–
rige
á
hacernos sensibles
á
los tormentos
y
á
la
muerte
de
Jesucristo.
La epístola de la misa de este
<lía
es del ;capítulo no–
no
de la admirable carta de San
Pa.blo
á los hebreos , en
la que el santo apóstol demuestra con toda la fuerza
y
elo–
qiiencia imaginable la superioridad
y
la. excelencia
j.nfinita
de la nueva ley sobre !a antigua,
y
hace ver por }os ter–
Jriinos mismos de
la ley
la illtinita
despro_porcion del sa–
cerdocio de Aaron
y
de las ceremonias legales, con el sa–
cerdocio eterno
y
el
sacrifi~ib
de
infinito vaior
de
Jesucristo.
Como el santo apóstol escríbia
á
los judíos sabios en su
ley
~
y
ad}ctos porfiadamente
á
sus ritos
y
ceremonias ,
no
s~
sirve smo de su misma ley para demostrar que no era
sino la sombra de la ley nueva .: que todos sus
sacrificios
de expiacioa, acciones de gracias., de propiciacion po eran
otra
cosa que una débil
é
imperfecta figura de
la
muer–
te de Jesucristo sobre la cruz.,
quien
fué
la sola víctima ca–
paz de borrar
y
quitar los pecados del mundo. Todo el ra–
ciocinio del apóstol está fundado sobre la misma Escri-
Tom. 111.
·
A
3
tu-