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- N_OVIEMBRE. DIA

XXI.

339

R EF L

EXIO

N

ES~

-

pul

asegurada-

en la mansion

de

S ion

,

y

encontré nii

r~-

poso en

aquella

santa ciudad.

Con mucha razon pone la

~glesia

estas palabras en boca de la sant ísima Vírgen ·

y

todas las

personas religiosas debieran tener

el

consu'eio

de

repetir

muchas veces las mismas. Asegúrelas en Sion;

esto

es·, en su

religioso

estado, una

vocacion legítima

y

divina: foméntenla con la pureza

de

costu,mbres,

con

un

continuo

fervor, que ni

afioxe

ni des maye,

y

segu ramen –

te

hallarán

el reposo

y

la

quiet ud

ea esa santa ciudad .

Sieado ·tan sant<?

el

estado

religioso,

y

siendo las casas·

religio as

el

asilo

de

la. inocenci a, la soledad deliciosa de

lªs

·vírgenes,

fixa habitacion

de la virtud,

defe ndida de

tempestades

y

de

escollos, la verdadera tierra de promi–

sion .,

y

la mas viva copia de la ciudad celestial , cómo es

posible que entre

en: ellas

el

disgusto,

ni que se halle

en~

tte sus paredes 'la amargura, la t risteza,

y

tal vez la deses–

peracion

y

el arrepentimiento

rLJueve

en ellas el maná.

con .

abundancia; pero le hace fastidioso la memor ia de

las ·cebollas de Egipto. No habiendo logrado eJ. demonio

- con un

jóven,

con una

tiera a doncella

que

dexasen de se–

guir

los impulsos de

la gracia, que,

arrancándolos

de1

murr–

do .. los

llamaba fuertemente

a

la

religion'

hace

todos

sus

esfuerzos, emplea

todos sus

artificios

para conseguir , por ,

lo ménos, que aquella

su

pdelidad

sea

pasagera,

y

sin fru–

io su

generosa resolucion. Su

primer cuidado

es

persua–

dirlas que

las

reglas pequeñas

son

unas

menudencias de

ninguna monta en que fácilmente

se

pueden dispensar sin

' el

menor remordimiento.

A

este poco aprecio de Jas re–

glas,

se

sigue inmediatamente

cierta

opresion

y

cierto

te–

dio

que

causan

aquellas

observancias quotidianas

y

me–

nudas. Toda opresion fati ga ,

ofende

y

disgusta. El

<lis-

.gusto representa el yugo de

la

religion amargo, pesado

y

duro,

porque

a

la

cobardía

es

natural consiguien te la

flaqueza. En tan triste disposicion

ya

no siente una

pe~sona religiosa lo 'l consuelos de su estado.,

y

solo experi–

menta los trabajos. Entibiado el

fer vor

se al tera la de–

vocion ,

y

muy

en breve se .debilita ., se extingue

ó

bas–

tardea. Queda

entónces el corazon en

poder

de sus incli–

naciones

y

entregada enteramente el alma

a

las pasiones

Y

2

mas