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AÑO
CHRISTIANO.. "
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O
S
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G U N.D,
0.
.
~
C
onsidera que
po
hay -virtwd
m~s
a
man? para
todo
género de gentes que
la humildad ; nmguno
hay
que no se
encuentr~.
a. ..
sí misl).10 .bien pequeño, si se mira
con ojos sanos.
Lo~
empleos, los di_ctados,
el
nacimien–
to, Jas digflitla<ies
til.:~en_
eq sí algun precio; per
o nole co–
munica.u..
E,~ ver~adero-
cµérito siempre ha
de
s.erperso–
nal. El
hombre ; mas~
perfecto
es
el -que tiene
menos fal-–
tas ; el mas
·gran1ie
és el
m~s
humilde ; porque la
so~
bervia .,
y
-~l
.orgt;1llo
siempre acreditan poco, corazon,
y
poco espíritu.
Ba.
ta haber
pe~ado,
o
poder peear ,
pa-:
ra que v ivamos siempre
h.umil9.~s.
La virtud, la inocen–
cia ,
el mérito , y la misma .·santidad
ofrec~n
grandos
materiales al exercicio de esta virtud. St!an nuestros
c,li~~ámenes,
y
nuestras máximas en este punto la r r., gla por
donde debemos juzgar de
nu~stro
verdadero mérito.
.
Ninguno hay que no pueda,, y no
deba
humillarse..
Et
g rande· , conociendo su nada ; el _pequeno , amando.
~i_t
obscuridad y
abatimi~nto.
O
Dios mi0., y qué amable
sois!
Si
hubierais hecho dependiente de otra· virtud nues–
tra sªlvacion ·, muchos quizá
se
juzgarían excluidos
de
yuestro Reyno ; pero ninguno puede escusarse
de
ser
humilde. Considera
qué cosa tan fácil es
ser uno santo,
guando el ser humilde le es tan natural.
Y
pr~gunco ·:
nq
es muy f'amiliar una virtud que tenemos tan
a
mano~
De dónde nace aq
uelladelicadeza, aquella sensibilidad tan
inquieta , aquella
fal.tade dµlz;ura .tan _ordinaria , aque–
lla inmortificacio
n tanviv'!? De qué otro principio pro–
.vienen casi
toda~
questras faltas?
.
Busca un
sol.o~
Santo .que no haya sido humilde;
San
P~dro
No
lasco~
siendo de familia ·nobilísima , se reputa
por
tan poca cosa , que se obliga con voto solemne
a
quedarse él mism0 por cautivo siempre ql!Je fuere ne–
cesario para liprar ..
~
otros del cautiverio. Fue sin duda
magnánima e ta caridad;· pero su éimiento fue el de una
humildad profundísi,ma. Observando con refiexion nues–
tros sentimientos, quién
no
dirá
que
hemos encontrado,
que hemos descubierto al_guna otra senda para ir al Cie–
lo? O gran Dios,
qué
mayor prueba de que _es bien cor–
to el número de los escogidos, que el
ser
tan limitado
el
número de los humildes
!
De-