Table of Contents Table of Contents
Previous Page  554 / 582 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 554 / 582 Next Page
Page Background

AÑO CHRISTIANO.

vocacion

!

Qué impresion hará en una pobre alma este de-·

creto fulminante

?

La circunstancia hace mas vivo el sent imiento,

y

el

dolor. Comparece al mismó tiempo · igual número de

Vírgenes, las quales son muy bien recibidas. No eran

algunas Vírgenes de region extraña , ni de diferente con–

dicion que la suya ; eran las mismas con quienes ha–

bian vivido, cuya conducta,

y

cuyos exemplos habían

tenido siempre

a

la vista.

O

buen Dios!

Y

qué suerte tan di–

ferente!

No sé quien sois: No os conozco.

Asi

habla, esto

dice el mismo Jesu-Christo. O

pereza~

O floxedad! O falta

de prevencion, y qué caro cuestas!

Eran Vírgenes, esto es, de vida irreprensible; pero

se durmie ron, se descuidaron en hacer su provision. Apa–

garonse las lámparas 1>or falta de aceyte; quisieron acu–

dir por él , pero ya era tarde. Llegó el Esposo. antes de

lo que pensaban. En vano gritan que las abran la puer–

ta; respondéselas de adentro, que no las conocen. Esta

es una vivísima imagen de

tantas almas que con pre-

1

texto de una vida, al parecer bastantemente christia–

na , no se reconoce en ellas otro efecto visible , que una

falta de providencia , _.una pereza , una· floxedad, con

que siempre están dilatando para otro tiempo su total refor–

ma, y la resolucion de trabajar con mas zelo, con mayor·

eficácia en el negocio de la salvacion. La vida regalona, ocio–

sa , mundana , sensual,

y

floxa nunca fue vida chdstiana.

Buen Dios! Quántos, y quántos oirán en la hora de la mqer–

te :

No sé quien .sois

:

No os conozco.

Y

no tengo yo motivo

para temer ser de este número?

.

1

Qué desgracia, dulcísimo Jesus mio, la

de

una alma

redimida con vuestra preciosa sangre, que solo se per–

dió por culpa suya!

Y

qué desesperacion sería la mía,

si con los auxilios que ahora me ofreceis, no eyitára esta

desgracia!

,

PUNTO SEGUNDO.

C

onsidera que la reprobacion

es

el colmo

de

todas

las desdichas , es el conjunto de todos los males.

Todo lo cruél, todo lo desesperado que hay eri

el

mun–

do, todo

se

une en una alma reprobada. Tal fue la suerte

ge las Vírgenes necias. Pero somos nosotros mas pru–

dentes que

ellas?

No solo no tenemos el aceyte que ellas

fue-