ENERO. DIA III.
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la permitiesé ir. tambien
a
hacer
oraci~n;
aña<liendofa,. que
siendo esposa ·de Jesu-Christo ,' parecia · tener algun dere- '
cho,
y
aún alguna· mayor obli.gacion
a
corteiarle en su
Iglesia Estaba la madre de mal humor ;
y
ofendida de lo
que debiera edificarse , la di0 una bofetada, mandandola
que no la acompañase. Castigó
~Dios
al punto un arrebata–
miento ran poco
~hristiano,
y
quedó ciega
la
madre.,
ni1
recobró 1a vista ·'hasta
que
se
l~vó
los ojos con un poco·
de agua, ' sobre la qual rogó'_
a
la hija que hiciese la señal
de la Cruz. ·
·
•
. Luego que Genovefa llegó
·a.
edad ·Correspondiente ' se .
coqsa.gró
a
.Qios con_voto
solemn~
,
y
comenzó segun Ja,
práética · que
t&n~ián
en aqdel 1ttémpo
la~ 1Virgenes
consa–
gradas
,~ a.
alimentarse
d~ '.l'égutrlbr~s,
·a . beber agua sola–
mente '
y a
traer COfillÍ'n'UO
' cilicio; Oorrbia'!'Sobre la dura
tierra, pasando en'oracion
las-noch.es'. que pr@cedian al Do–
mingo , al Jueves ,
·y a
los
<rías. en que había de comulgar.
Habiendo .muerto sus
pa~res,
se .fue ,
3:
~ P-arís., don~e
.la
recogió
su
·1maid.iriná
~ 'y
aUi'
p~s'O_tma
vida
humiiae
y
obs–
tura en·
el · exer~kio
'de umt
. aus~erisí'ma
penitencia,
y
de
perpétua óracion.
' · u •.
·:
·~
· Por este tiempo le a
saltóuna enfermedad tan extraor–
dinaria , acompáryada de
i.an' crueles
dolore~,
·que la tuvie–
ron por muerta-,
hábi~!'JdO
estado· tres días sin sentido.
Sir–
víóse
Diás
de aquella especie de éxtasis pawa descubrirla
muchos misterios '
y
para darla'
a
entender lo mucho que
habi~
de hacer
·y
1
padecer
·por
su amor en lo restante de·
su vida. Hizo-confianza de esto, no ·sin alguna facilidad
a
algunas personas indiscretas ,
y
de aqui se la
origin~ron·
nuevos- motivos para e>eercitar la paciencia.
-
Comenzóse
a
murmu.rar
de:SU
retiro'
a
censurar su mo–
do de vida.,
y
a
notar de imprudentes
y
extravagantes ·sus
exerci~ios
de mortificacion
y
de piedad. Probó Dios por
algunos años la virtyd de su sierva con el fuego de la mas
viva persecucion, hasta que volviendo San Germán de su
viage de Inglaterra , eonfundió
a
todos sus envidiosos , ha-
ciendo ju ticia
a
la virtud de 'nuestra Santa.
-
Pero ño duró muého la serenidad. Esparcióse en Pa–
rís una voz falsa de que los Hunos se acercaban para des–
truir la Ciudad; ausentáronse todos ,
y
que~riendo
la San–
ta doncella-consolarlos , -asegurando ser falso
el
rumor-: se
le-