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AÑO

CHRISTIANO.

toda~

las naciones son una misma. Que sean del Pon to-,

o

de

Bithinia ,

de

Capadocia,

ó

del

Asia,

una es la fé que

los alumbra, uno el espíritu que los aníma , una la espe-

' ranza que los consuela, una

Ja

caridad que los estrecha:

Cor unum,

&

ánima uña.

Donde hay diversidad

de

opinib–

nes

1

hay desunion

en

los ánimos ,

y

se altera la caridad.

~l

espíritu de n ·os es espíritu de paz.

Siendo reengendrados por

la

sangre

de

Jesu-Christo,

quál debe ser la pureza de nuestras costumbres, la inte–

gridad de nuestros

de~eG>s ~ I~

santidad de nuestra vida!

Y

siendo reengendrados por una viva esperanza,

in

spem

vivam,

cómo no suspiramos por aquella

ric~

herencia

que

no

está sujeta

a

alterarse

ni

a

corromperse?

Siendo destinados para moradores del Cielo, cómo

es

posible que nos agrade la

tierra~

La memoria de nuestra

·Celestial

Pa~ria

no ruede componerse con mirar con ojo$

enju tos

y

'serenos

e

lugat de nuestro destierro. Sentados

a

la orilla del rio de Babilonia , de necesidad hemos de der–

ramar torrentes de lágrimas , acordandonos de nuestra

amada Sion. Asi hablan los Santos ; pero hablan tambien

asi los hombres del mundo? Las adversidades _, los traba–

jos

de

esta vida hacen saltar de alegría

a

los

que

unica–

mente viven -pata la otra. Qué proporcion hay entre lo

que se puede-

~aciecer

aqui por

Dios,

y

la recompensa

de

. Jo

que

se padece, que no es menos que la posesion

del

mismo Dios! Cierto estoy, dice el Apóstol, que las aflic–

ciones del tiempo presente no tienen comparacion con la

gloria futur? que resplandecerá en nosotros. Creemos

este

oráculo,

y

comprendemos todo lo que

significa~-

El EvangéJio es del cap.

1~.

de San Matéo.

JN

illo témpore

:

V enit Je-

sus

in

partes C«!raré<e

Phi–

llppi

:

e

int errogabat discí–

pulos

suos, dicens: Quem

di–

Eunt

hómines esse

Fttium

hó–

minis

?

At

illi di xérun t:

Alii

J oánnem B.;;ptfrtam

,

álii au–

tem Elz'am

,

álii

vero J ere–

ff"1íam

,

aut unum ex P f ophé–

tfr.

Dicit iltis Jesus

:

Vos

au-

E

N aquel tiempo : Vino Jesus

a

tierra

de

Cesarea

de Phi–

lipo, y preguntaba

a

sus Discípu....

los

,

diciendo : Quién dicen los

hombres que es el Hi jo del Hom–

bre

'?

Y ellos d ixeron : Unos que

es Juarí el Bautista , otros que

Elías,

o~ros

que Jeremías,

o

al–

guno de los Pro feta s. Díxoles Je–

sus : Y vosotros quién decis que

soy~