DEVOTOS.
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sus ·sermones ;
y
ganab~
los corazones de to .Dia VI.
dos con aquella su duke mansedumbre , gue
á
· exemplo de Jesu-Christo
hada
en parte su ca-
ráéter.
'
Así ctiltivaba San Berlín con sus dos· compa–
ñeros aquel silvestre terreno' que , ya comenzaba
á
llevar tan copiosos frutos; qua-ndo un Señor del
país _
llamado
Ardcald,
movido de
.las maravillas _
que obraban le>s Apostólicos varones,
baxo.
la di–
reccio:ri de San Omér ;
-y
en reoonocimieato de Ja
gracia de su propia conversion vino
á
ofre€er·ge–
nerosamente al
santo.
Prelado
el tenitorio de
Si–
ihieu con todas
~us
pertenencias .,
para
que usase
de·
él
como
lo juzgúe mas
conveniente
á
mayor
gloria de
Dios, ,
y
provecho de 'los pueblos. Vfo n–
do San Omér tanta multitud de conversiones co–
nw
se
hadan
cada
día ,
y
paredendole
muy'
ne–
cesa rfo. algun retíro donde se pudiestn refugiar
los que d'eseasea setvir
á
Dios desviados del co–
mercio
y
del bullicio del mundo ,
(:onsi:nt-ió
se
fundase
en aqNel sitio .un .Monasterio para- San·
Bettín ,
y
sus 'dos compafieros
~
y
para que se re–
cogiesen
á
él
fo§'
que se hallases movidos á vi–
vh' en soledad. Y este fue· el or igen de
1a
célebre
Abadía cle Sithieu _, que por largo tiempo
fue
en
el Artois
un
Seminario de Santos, como lo fue en
Borgoña
Ja Abadía de Luxeu. Fundóse
pFesto
el
Monasterio,
y
apenas se vi6 etigido·quando. se ha-
1% pobÍCldo. El prjmer pensamiento del
Santo
Obis–
po
fue que
desde
luego le gobernase
San
Bertín;·
pero el Sant-0'
á
quien sobresaltaba la sombra sola
de
Prelacía ,
le
supo.
alega11
ta.atas-
:r~1zones
que
at
fin