rado descuprir
y
tnañifestár
el
véré:ladero sentido;
y
como toca la Vida de Jesu-Chrisro, e una prue–
ba
sensible Cle su divinidad , hemos puesto
el
nlá.
yo'r
estudio ·en l·hcer
una,
demostracion de ella.
,
Ade1nás de· las profecías, cuyo
cumplimient~
se vé en la persona de Jesu-Chrisro, fuera de los
mi–
lagros, pruebas incontestables
de
su divinidad,
a
mas
del
milagro permanente ·,- que subsistiendo todavfa.
en
el
milagroso establecimiento del Christianis1no,
no es la menor prueba de su divinidad; he1nos refe–
rido
el
testimonio de los mismos Pagános,
y
de los
mayores enemigos de nuestra Religion, los que,
a
pesar de su supersticiosa ohscinacion, se han visto
precisados por la fuerza de la verdad
a
confesar que
Jesu-Christo era 1nas que hombre.
.
Todo lo que sirvi6 de instrumento en la Pasion
y ·Muerte de Jesu-Christo qued6 consagrado con su
sangre ; _y así tiene den1asiada relacion con la vida
mortal de este divino Salvador para ser omitido en
esta Historia: se prueba la autenticidad de semejan–
tes instrumentos, se justifica la veneracion que se
le~
dá,
se refieren los milagros que han obrado ,
y
se
espera que
d
Leél:or hallará en esta Obra un com–
pendio de toda la Religion.
· Se ha guardado, con poca diferencia ,
el
mis1no
método en la Historia de la Vida de la Santísima
Vir-