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EXERCIC!OS
JII.
DoM. rán en
ella;
mientras que
los crueles
y
fieros per–
seguidores de los Discípulos de
J
esu-Christ?, de
los
Apóstoles,
hechos
el oprobio
y
la
execracion
de los hombres
y
de los Angeles, rabian en los mas
horribles suplicios,
arden en
las llamas,
sin esperar
jamás el alivio.
Un
Christiano
ve
una concurrencia
profana,
donde el siglo
junta
quanto
hay
de
mas brillante,
y
se
dke
á
sí mismo: De todos estos
hombres ,
al
parecer
tan
dichosos ,
que
componen
y
adornan
el
dia
de hoy
la
escena
del mundo,
¿
quáncos vivirán
dencro
de
cinqüenra años?
<y
dónde estarán enton–
ces
los
que
hábrán
desaparecido~
La Oracion de la
Misa
de
este
dia
ei
la
siguiente:
i~Eus,
qui erránti–
:.1.....J
hus
,
ut in viam
possint
redire
justÍti<e,
'Deritátis tute lumen
os–
t!ndís;
da cun&is, qui
&hristiána
professi(:,
censéntur,
&
itla rospue-
,,o
Dios,
que deses–
"
brís la luz de
,, vuesrra verdad
á
los
,, que van
errados ,
para
,, que
puedan volver al
,, camino
de
la
justicia;
,,
h~ced
que todos los
,; que llevan el no111bre
re
qute hrtic inimíca
srmt
nómfoi
,
&
ea qute
sunt
apta, secttÍri. Per
Dó–
minttm nostmm Jesm11
Christum
Fítimn
tumn,
qui tecum 'Vivit
&
reg–
nat,
&c.
,, de
christianos,
arrojen
,, de
sí
quanto
es
contra–
" rio
á
este
nombre,
y
,, abracen
lo que pide de
,,
ello~
una can santa pro–
,, fesion.
Por nuestro
Se–
,, ñor
J
esu-Chrisco , &e.