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E X E Re lelos
DOMINGO
no
té ficas
ae
tus ojos' mete
eR
ellos
tu
de.do'alar..
ga tambien
la
mano
y
!nétela
en
mi
costado;
y
_no,- quieras
ya
ser incrédulo , sino
fiel.
No puede
duqarse
que
Tomás
meceria la
.mano
en las llagas
del
Salvador.
Quisp Jesu:Christo .
hacer tocar
su
• cuerpo
á
este .Discípulo incrédulo,
á
fin de
con-–
vencerle
d~
una m?nf'.ra sensible,
y
para dar
á
todos los
Fieles
~na
prueba incontestable de su. Re–
sureccion. Santo
Tomás confuso de su terquedad,
y
penetrado
de~
mas vivo
dolor,
y
de la
mas
p~r
feél:a
contrici.onde
su
wlpa,
se
postra
á
los pies
del
Salvador ;
y
animado
de
una
fe
viva exclama:
Conozco,
y
confieso,
divinQ
Maestro
mio, que
Tos sois
·verdaderamenre
111i
Señor
y
mi DioS':
~ó
minus.me1ts; &·Dws meu.r.
El Salvador
contento
y
alegre con la vuelta de
esta
oveja qescarriada '
re
reprehende
á
la
verdad , pero cómo
buen
Pastór
y
como P.adre: Porque me has vist•, le dice con
un
ayre
sereno ,
•y
con un tono
de
voz
lleno
de
suavidad,
y
que
alentaba
su
tonfianza ;
porque me
has
visto,
has
creído;
pero
sábete
que serán bien–
aventurado;·
los
que
no ñabiendome v.isto, no
de- .
xarán por eso de
cf'ecr.
Santo
Tomás
creyó con
un¡i
fe
divina;
.creyó aún mas
de lo
que
v.eía ,
pue·s
creyó .
la divinid;id
•~
Jesu-Christo,
que
no. caía
baxo los
sentido~;
esta
es
la .confesion
mas
expresa
de
la
divinidaa
de
J
esu
Cbris,to ,
que
hay
en el
Evangelio.
Perd· el
Salvador
le quiso
dar
á
en–
tender
que
su
fe hubiera sido
.mas
períi;!él:a,
~i
sin
aguárc,iar
prueba
alguna semible , se hubiern desde
luego atenido
á
la
palabra de
Jesu-Christo ,
y
á
lo
q!Je le babia
dic~o
cantas
veces de su Resurec-
c10n