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prender , para estorvarle el que hiciera mas daño. ·de Pa ion.
¿Pero de qué acusahan
a
Jesu-Christo
~
De que hace
tan
grandes milagros, y en tan gran número, que no
se
cree , que el Mesías pueda hacerlos ma) ores :
y
sobre esta querella , sobfo esca deposicion , se en-
vían Alguaciles para cogerlo , y traerlo preso.
No
bien húbieron recibido los Alguaciles una órden 'tan
violenta y tan injusta , quando creyeron debi:rn exe-
cutarla sin intermisión; pero lo mismo
fué vér
a
aquel
Hombre Dios, que quedar atónicos, y penetrados-d
veneracion ,
y
de respeto. Su ayre magesruoso , su
mansedumbre, su tnodestia ; en una palabra , su sola
presencia los paró , y los desarmó. Encantados
al
oír las palabras divinas que salían de su boca, se ol-
vidaron del fin
a
que habian sido enviados.
ElSalv.ador,
a
quien nada
se
le
ocultaba,
y
que
conocía
todo quanto
pasaba en
la
mente
y
en
el
corazon de sus enemigos , encarandose
a
ellos les
dixo : Yá es poco el ciempo que
he
de vivir con vo–
sotrós ; mi vida temporal de hoy en mas no debe ser
muy
larga; el tiempo de
mi
mision
vá
a
acabarse,
y
Yo me vuelvo
a
aquel que me ha enviado. Todos los
perniciosos designios que formais contra
n1Í
antes del
~iempo
destinado por
mi
Padre para que Yo cumpla;
su Obra, son inútiles ; no teneis que cansaros, por-,
que anees
de
este tiempo nada podreis executar con–
tra mí. Me perseguís sin razon ,
y
sin motivo ; no me'
podeis sufrir , aunque no os hago sino bien ; mi pre–
sencia inflama vuestro ódio contra
mí '
e
irrit:t vues–
tta
envidia; pero tiempo vendrá en que me echaréis
menos,
eri
que me buscareis, pero no
me
hallareis.
No
sois
capaces
de
venir
a
donde Yo.estaré.
E
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Esca