DEVOTOS.
tfad
que
su
amor
a
este divino
Maestro no estaba
Santo.
apagado;pero no podia dar otra cosa que lágrimas. To-
da la
fe
estaba como reconcentrada en la Santísima
Virgen: los demás to.dos dudaban des resurreccion. _
Magdalena
y
las otras piadosas Mugeres se
daban.pd-_
sa por ir
a
hacerle las últimas exequias: pero
advien~,
que solo van al sepulcro
,
las que le habían segtlido
hasta el Calvario,cüya fidelidad habia estado
a
la prue-:
ha de las ignominias de
la
Cruz. ;
Q[ié
aliento no ins-
pira el amor de
Dios
,
quando es sincér
~
diente!
¡
Oh,
y
quánto importa ser fieles en las adversidades!
¡~é
liberal sois, Dios mio , y qué pronto estais
a
re–
compensar
a
los que
os
aman con ternura
!
Mira en ·
la
Magdalena
y
en las otras mugeres la verdadera
imagen de una alma verdaderamente convertida ,
de
una alma generosa
y
llena de fervor , de un cora-
zon abrasado de amor de Dios.
¡~é
santa impacien-
cia no las inspira
el
deseo de volver
.a
ver
a
Jesu–
Christo,
y
de hacerle todavía los últimos obsequios!
(Por ventura delil;>eran largo tiempo,
si
se pondrán
o
no en camino para
buscarlo?~
Creen , como la ma-
yor parte
de
las almas laxas, que lo hallarán siempre
demasiado presto
?
Fue,menester toda la autoridad
de
Ja
ley, para templar su ardor. El respeto que tuvie-
ron al dia del Sábado , suspendió sus impaciencias
~Y
su
zelo ; pero no foe sino para hacer crecer sus san-
tos deseos. ;
~é
poco se teme, Dios mio, qué poco
~e
delibera, quando se ama mucho
1
Apenas espira
el
Sábado, quando van
a
hacer
p
ovi
·on de
ungnentos
y
ele bálsamos. No aguardan al dia , ara ponerse en
camino; ·salen antes que el
S 1
naz -a; su am r
las
sirve de guia
por entre fas
tin iebla .
~
e
nsultan aca-
Tom. III.
Eee
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