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EXERCICIOS

?V-Uerq1fes

de nuestra creencia, en mil ocasiones,

en

que nues.;

tro orgullo nos hace obrar tan poco

christianamente~

no puede

la

envidia sobre los corazones que ha

inficionado con su veneno! 2 Y

las

almas que parecen

mas religios

·.s,

están mas esentas de ella que las

otras~

.El

Hijo de Dios hubiera estado menos expuesto

a

la

persecucion de los Sacerdotes,

ya

las calumnias de

los Escribas

y

Doétores de la Ley , si hubiera tenido

menos santidad , si hubiera hecho menos prodigios.

La virtud será siempre el blanco de la envidia. Las

gentes de bien no deben esperar sino ser persegui–

rlas de mil modos,

a

exemplo de Jesu-Christo.

¡

Pe–

ro ay de aquellos que exercitan la paciencia de las

gentes de bien

l

La paciencia del Salv:idor nunca res–

plandeció mas, que en medio de tantas crueldades.

Se encuentra durante su Pasion en todas las circuns–

tancias, en que

es

sumamente dificil reprimirse una

· persona. Le hacen injurias tan visibles, le levantan

tan negros

y

tan falsos testimonios , le hacen sufrir

indignidades tan brutales y tan inhumanas , que no

es

el menor de

los

prodigios el que haya podido su–

frir

todo esto sin decir palabra.

¡

de hermosos

pretextos ,

al

parecer , no tenia para confondir con

sus palabras la malicia de sus enemigos

!

enia que

procurar la gloria de su Padre, que sostener la san–

tidad de su doétrina , que evitar el escándalo de

muchos. Se le aprieta ,

se

le insta ,

se

le pregunta;

y

Jesus no habla una palabra.

¡

Oh ,

y

cómo este

_si–

lencio

~ice

cosas grandes! ¡Y qué de bellas lecc10-–

nes nos dá

!

Reconoció Pilatos la inocencia de Jesu–

Christo,

lo quiso salvar,

y

por lo mismo lo condenó.

¡ Oh

Dios

mio!

¡

distancia

hay

tan grande entre

.

e~