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de .su lado su amabilísimo Hijo, que era
á
quien más h.maba, por ser su Hijo
y
su
Dios. Mira como se fué el Señor
al
Huer–
to
d~
Getsemaní con sus tres queridos dis–
cípulos, los santos Pedro, Juan
y
Jacobo,
y
allí se puso
á
orar
á
su Eterno Padre lle–
no
de congoja
y
de angustias mortales, por
ver lo poco que nos habíamos de aprove–
char de su acerbísima Pasión,
y
las gran–
des ingratitudes con que le habíamos de
corresponder;
y
volvien o
á
sus discípulos,
como
á
b
ellio ·
a
\ruq
e
suelo, ha-
lló
que sÍI
argÜ\
e
s
más
ama-
dos, aque
guíen s ah a escogido
y
favoreci ,
· n s abía dicho que
eran su madre
us hermanos, porque ha-
cían su santa voluntad, no obstante se ha–
bía~
dormido; sin que hubiese sido bastan–
te nl ver
á
su Maestro en tan cercano peli–
gro, para que no se durmiesen.
.o:
prende,
alma,
á
no buscar consuelo en criaturas,
que no hallarás sino en Dios, que es el que
no duerme, ni se descuida en la guarda
y
custodia de Israel; esto. es, de sus escogi–
dos
y
siervos. l\fira como llegó aquella tro–
pa
d..~
soldados
y
ministros, conducidos del
perverso Judas,
y
aprisionando al
Seño1·
y