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nuestra existencia, es el brillante faro hácia el
cut1l se dirijen tan fervorosos votos.
Y en qué momento mas propicio podemos
elevarle fervientes plegarias?
·
~menazada
mwstra cara patria por enemigas
legiones que pretenden humillarla, y resouan–
do
por doquiera el bélico estruendo que tan
:hon!lamente ha conmovido á todus nuestros–
compatriotas, y los ha impulsado
á
unirse en
torno
á
nuestra amada y gloriosa enseña, esta–
mos en el deber, apoyadas en la
justici~
que
a~iste
á nuestra causa, de implorar rendi!1ns la
soberana proteccion de aquella que es la ama–
da
madre del
DIOs
DE
Los
EJÉllOITOS.
En el florido Muyo, época especialmente de–
dicada
á
su tierno recuerdo, agrupémonos al
amparo de
.SU
ÍI'IlJÍ<Yen adorada, y ofreciéndole
en
amante holocausto esta poética corona, ele–
vemos unísonos la ferviente oracion, que pre–
sentada por la ángélica Rosa, atraerá brillan–
tes
y
merecidas glorias 3obre nuestra amada
patria.
Rosa
Merced~
Riglos de Orbcgoso.