CAP
IT.UL0
xv.
2II
de Dios acompaiiara a
la
sabidu–
rfa ,
y
abundara en la boca fiel,
y
el Senor se la inspira ra.
Dei
astabit laus , et in ore
fi–
deli abundabit , et dominator
dabit earn illi.
Ir
Non dixeris Per Deum
abest :
q
u.aeenim odit ne
fe-
ceris.
12
.Non dicas: Ille me im–
planavit : non enim necessarii
sunt ei homines impii.
13 .
Omne execramentum
er–
roris odit Dominus , et non erit
amabile time ntibus eurn.
i4
Deus ab initio constituit
hominem , et reliquit illum in
manu· consilii sui.
I'S
Adiecit mandata et prae–
cepta sua:
i6
Si
a
volueris mandata
servare , conservabunt te , et
~u't"6v
,
r
el Senor la hara prosperar;
hara que aprov·eche y haga mucho froto
en boca de aquel a qui en el mismo ha en–
sefi.ado y comunicado la sabidurfa.
s.
La sabidurfa ; o Dios es causa de
que yo no la tenga y sea bueno. Porque
la falta no esti en Dios, sino en
ti,
por–
que haces
lo
que a Dios no agrada ,
y
ahuyentas de
t1
la sabidurfa : haz pues lo
qne
le'
agrada , ·e indubitablemente la al–
~anzaras.
2
Dios me meti6 , me hizo caer
en
error
,
en pecado,
y
apartarme de Ia sa–
bidurfa. En algunos li,}iros Griegos en vez
de
E7rAaV'J1CTEv ,
me hiz o errar
,
se lee
E7r
.Aa:crEv,
me form6,
me hizo impio
y
pe–
cador. Pero todo ello es muy agerto de Ia
bondad e intencion divina; porque la que
fin es to?
l
por ventura para hacer alarde
de su podcr
y
de su justicia
?
Para esto
Ro tiene necesidad de los hombres im–
pios , P!i\es sin ellos puede manifestar a
todo el universo por otros machos cami–
nos sus divinas perfecciones.
3
Las palabras siguientes se pueden
entender del primer hombre , o de sus
hijos . Del primer hombre, porque Dias
A
Matthaei
XIX.
I
7.
Joann.
VIII•
.3
I.
3
2 .
Tom. VI.
r r No digas :.De Dios vie–
ne q ue me
fal ta
1
:
pues no ha–
g
as las cosas
q
ue,
el
aborrece.
I 2
N , igas: El me hizo caer
z
en el error: orque
Dios
no tiene
necesidad de las hombres
im
pios.
13
Toda abominacion de error
aborrece el Sefror,
y
no sera ama...
ble a los que le ternen a
el.
14
Dias desde el principio
crio al hombre ,
y
dexole
en
la
mano de su consejo. .s
i
5
Anadio sus mandarnien–
tos
y
preceptos:
116
Si quieres guardar los
mandamientos4,
y
observar siem-
le dex6
propiamente
en
las manos de su
consejo
,
y puso de/ante de
el
l
agua y el
fuego
,
la
vida
y
la
muert.e
,
el
bien
y
el
ma!.
Le crio puro e inocente;
y
el pre–
cepto que le impnso de no comer de
cier–
ta fruta, foeOpara darle a entender la
obe~
diencia que le debia como a su soberano
J
Sefior
y
Criador, y dexando todas las co-
sas ,
y
el uso de la gracia misma
CO£?
que
h abi a adornado su alrha , a Ia disposicion:
y
eleccion d e su voluntad. Escogi6 el mat_
con la misma libertad con que hubieta
podido escoger el bien
;
y cay6 en peca-
do con un claro conocimiento de lo
quc:
debia a Dios, y con un a malicia que era
del todo voluntaria. Las tnismas palabras
se pueden entender de los hombres des-
pue
pecado ; porqne habiendo rec.i,-
bido e Dios la Ley , ya la natural, ya la
escrita ,
y
no faltindoles por otra parte
gracias io teriores que los . ponen en . sta-
do de poder cumplirla ; s1 la quebrantan
pecando , desechan la vida ,
y
se abrazan
con la muerte por una voluntaria des–
obediencia a la Ley santa del Sefior.
4
Si quisieres guarda r constantemen–
te
la
fe
que debes
a
Dios ,
y
que tanto
le
Ddz ,