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.EL
HOMBRE
tUl0
ajustarse,
y
ceñirse
á
el estilo
~le
aquella
en 'que vive,
en todos
los
afros
exterior~s,
de tal
nl0do,~
que
en
nada se
le·
pueda ' notar de
singularidad, reservando
por
un
afro interior,
y
necesario para el
buen
gobierno de todas sus
acci.o–
nes
,el
conocitnienr
o
verdaderp
del
valor
intrinsec~
(llan1el1losIe así)
de
cada
uno. Siendo la segunda
con~
sideraci.on,Ó
-conocinliento
á
.que
d~belnos
pasar
,.los
efeélos ,. que
na~
tu~ahnente
produce
~n
cada
indivi..;.
duo,
y
especiaI111enre en
los
de
las
Cort~s,
cada uno de
los
estado~
re.,.
feridos.
Y
enlp~zan<-io,
segun ,
S11
orden,
por
la
naturaleza de
los
Su–
periores, hallarélTIos
por lo
general
.
•
I
•
una SUl1la
apetencIa
a
exercltar en
todo
]0
que
·pueden
los afros de su...
perioridad ,
en que se consideran
,on
igual
pJesul1~i9n
, . nac.ida
de
la
adulacion en su crianza, que no
so-