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EL
HOMBRE
en ellos el descanso, que nos
pro~
ponelnos ; siendo asi ,que para ha–
ilarlos hemos lnenester mucho ma:'
yores traba jos , COIno 10 veremos
en
l~
práttica , considerando con
quánto anhelo busca el luxurioso
los medios :
de
satisfacer
á
su
ap'eti~
to,.
solicitando nuevos,
Ó
extraor~
dinario~
incentivos- para excitarle
á
pes,ar
de
la misnla naturaleza, que
huye su,. destruccion illcluÍda eri es–
oto , ,sucediendo lo lnisl1'lp 'al 'gloton,
y:
á
el que -con olorés 'quiere satisfa-
cer -demasiadalnente su ,olfato.
Fue~
ra
de
~que ·,
conside'rando
nuestra~
'calidades 'naturales ,
hallar~lnos
,en
todo esto
muy
lünitado ternlÜ10 ,
Ó
porque r.oparénl0s
con~
las enferme...
dades,
y
dolores
de
ellas,
ó
con
la
nluerte , que -atajará los pasos
á
nuestros desreglados apetitos; de
que se conoce con·· evidencia,
que
ni 'el
oCIO nQs 'es
,dad9'" ni -en la
frui~
.
Clon