4;S
INJUSTICIA~
EN
LA MUERTE
CAPITULO
·XVI.
IJUVACIA
VESVE']\yO~//DA
VEJUDAS
en preguntar
al
Señor
Ji
era
el
quien le habia de
d
' .
\
I
en
er
,
y
que
intento
en preguntano.
Ero de lo que
mas
me admiro es,
que
tuvieífe
Ju–
das audacia para decir :
Numquid
ego fam (Domine?
Soy yo
,
Señor, el que os ha de 'lJender
?
~lé
moti–
vo podria tener
la fiera
para hacer efia
pregunta ~
Pues codiciofo, ladron facdlego,
y
alevofo, fabes
tu
ue
has de vender al Señor ,
¿y
preguntas
lq
que Cabes
?
S1
quifo <".xaminar fu Deidad? Si quifo difimulando , dar otra capa
á
la alevosía?
Si
fe
avergonzó de ver que todos le preguntaban,
y
vió que era
el
callar
C!ondenarfe
?
Si fue , que como
b abia
haf–
ta entonces diGmp lado
el
S
Flor,
pens6 Judas que aún pregun..
taJo ,
Cu
D1vi
~agdl:ad
callaria
fu
n1aldad , ufundo de
aquel
filencio
par ~,
fu
1n iÍmJ traycion,
y
qu~
creyeífen de él los Apor–
toles
muy
ien
;1
Ella
fue 9trevidifsima audacia , ofar
el
traydor
ocultoJ1ae
r
preguntas
á
la
verdad.
·
z
Mas
el
Seíío
, que fietnpre defeó repetir conocimientos
al
engaño del Difcipulo perverfo, refpondió abi ertan1ente
á
fu
fentido ,
y
de
tal manera , que
el
zelo de los Difcipulos no
pu~
fieífe en riefgo la paz del Apoíl:olado , diciendo :
Tu
lo digifte:
Tlil
dixijli.
(a)
Como quien dice: Tu digiíl:e que eras tu. Porque
tal
atrevimiento no pudo caber en otro fino en ti. Tu lo has
dicho
con preguntarlo; porque en
ti
fu~
una 111ifn1a cofa
el
pregun–
tarlo,
y
faberlo ,
Miraban/e unos a otros defde entonces los Apoflo–
les,
temblando,
dudando de quien hablaba. Afpiciebant ergo ad in–
'lJicem
:
heejitantes
de
quo
diceret.
(b)
Todos temian ,
y
c
"~
0
ífo
.to–
dos con recelo averiguaban ; porque aquello tniÍtno que pregun .
taban temían ,
y
corno los que amaban recelaban.
3
Eíl:aba San Juan Evangeliíl:a mas cerca del pecho dulcif-
fimo d.e J efus· ,
y
s~n
Pedro ,
á
quien tenia arravefado
el
cora•.
zon la alevosía de que efl:aba a1nenazado
fi.1
Maeíl:ro ,
y
Reden–
tor,
{a).
Matth.
i6.
v.
16.
(b)
Joan.
13•
v. u.