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jQuien, general, augurara ,
entonces que esa nacion
la ma.; inicua traici6n
contra su herrnana fraguara;
que en plena Iuz afirmase
su
arniga ser decidida,
y
complots contra su vida
sectetamente firma
·e;
que diese, tras luchas rudas
e
in fatigable contienda,
real
1dad
a
la leyenda
de! beso infame de
J
udas1
Y
jcual nose indignaria
tu espiritu, general,
en
su mansion
celestial,
al
\Yer
tanta feloniaJ . .
Si
tu sombra se interpuso
en la contienda nefanda,
esa sorr.bra veneranda
de nuestro
lad_o
se puso..
debi6 de volver la espalda
a
la-;
naciones
unidas,
cuando rindieron sus vidas
los her"Oes
de la
Esmeralda,
31
contemplar con
dolor
que, en }a lid
desesperada~
no contabamos con nada
escepto nuestro
valor,
y
el amor por este suelo
irradiado por la estrella
q\1e
tiene, folgida
y
bella,
en
cada
pech:>
su cielo.