Garcilaso.
I
5
~.
De
qua.~quier
mal pudiera socorrerme
Con ·veros yo, señora.,
6
esperallo,
Si
esperaUo pudiera sin perdello.
M as
de
no veros
ya
para valerme,
Sino
es morir ningun
remedio
hallo:
Y
si este lo es, tampoco podré
habel!g.
En
el principio
de
es~e
Soneto
imita
el Aut or
á
Sat'laz:tro,
y
al Petrarca. Los seis
ú
lti n os versos forman
una
antítesis
ridícula ,
y
con
trabajo
se d escubre lo que quieren
4e~ir
: e_st<Ol
es, que
modrá si ve, 6 no
ve
á
su Damal.
SONETO
IV.
Un
rato se
levanta
mi
esperanza;
Mas , cansada de haberse levantado,
Torna
á
caer,
y
dexa, mal mi grado,
Libre
el
lugar
á
la
desconfianza.
¿Qiien sufri rá tan
ásper:i
mudanza
D el bien al mal? O cor:izon
cansado!
E sfu erza
en la miseria
de
tu
estado,
<2!.Je tras
fortuna
suele haber bonanza.
Yo
mismo emprenderé
á
fuerza de
brazos
Romper un monte, que otro no rompiera,
De mil inconvenientes
muy
espew.
Muerte, prision, no pueden, ni embarazos,
~itarme
de ir
á
veros como quiera,
Desnudo espi.rtu ,
ó
hombre en carne
y
hueso.
M