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3 3

2

ELEMENTOS

Fig

esté arreglado

·ó

que no lo

esté;'

quiero dec'ir, que sus

2

4

ho-–

ras

sean

ma_s largas

ó

mas cortas que las

2

4 horas del

sol ; que

el relox señale

ó

no la hora ·que es ; siempre se halla por el

método que acabamos de de-clarar quanto

el

relox adelanta

ó

atrasa en el instante·de la observacion,

y

esto le basta al

ob–

servador. Lo único que supone este método es

la uniformidad

del

mo:vimiento del relox; si en las

2

4

~oras adelanta

4 8

11 ,"

es preciso que en

I 2

horas adelante

2

4

11 ;

sin esto no habria

uniformidad ,

y

su movimiento

no serviría para medir el

movimiento

diurno de los

astros,

que es

ó

suponemos

uní~

forme.

.

.

Equacion del Tiempo,

ó

diférencia entre el Tiempo verdadero,

1

. J'

et Tiemp_o medio.

5

8

Hasta aquí solo hemos hablado del tiempo

ver--

dadero

ó

aparenl'e

que observamos por medio de las alturas

correspondientes , que el sol señala en nuestras meridianas,

y

-en

los reloges de -

sol ,

y

rige comunmente en la sociedad.

Hemos supuesto que el

sol

vuelve constahtemet1te al meri–

dian·o al cabo

de

2

4

horas ; pero

hemos dicho (

r

5

2 )

_que

el

movimiento del sol no es uniforme,

y

por consiguiente.

el tiempo ajustado

á

este movimiento no puede ser ni

igual

ni regtllar. No es, pues,

ei

sol, hablando con rigor, una me–

dida

cabal

del

tiempo ,

y

la hora verdadera que· señala no

puede servir para medir el tiempo cuya · esencia estriva en ,

su

igualdad. Pero como el tiempo verdadero· tiene la circuns–

tancia de que

le

p_odemos

observar

siempr~

9ue

9uerarnos,.

nos