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grandes
Reyes,
son los
que
adquie–
ren
por la benignidad : testigo es
el título de Clementissimo , que se
daba
á
los Emperadores; y el de
Serenisshño ., con
que
aún hoy se
honra á los Reyes , y Principes.
Pero vosotros,
dice
el Salvador, no
seais bienhechores de esa suerte, pa·
ra haceros honrar con ese titulo ; si–
no haciendoos realmente servido~
res de los que estan bajo de vuestra
conduéta.
El
Maestro dice:
ro he estado
Mat.xx.
al.
entre vosotros
,
.Y
he venido para
dár mi vida en rescate por rnuchos.
Y
San Pablo ha dicho tambien , co-
mo hemos visto, no solamente :
ro
me he hecho siervo de todos
;
sino
1 •
Cor.
u:.
tambien:
Si fuere necesario que ro
;h:r
sea sacrificado,
JI
toda mi sangre
1
7
~
.ipp.
11 •
derramada sobre el sacrificio de'Uues-
tra
fé, tendria en ello una gran
,
complacencia.
Mas :
rá
soy sacrifi-
2 •
Tim.
iv..
cado
,
.Y
el tiempo de mi desatamien-
6 "
to
está cercano.
No se dice
tampoco ,
que
no
Tr;m.III.
P
de-