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tajados con sus discursos,
y
no se
Id.
vi r.
j¡
tre·uian
d
echarle la mano.
De suer-
44• 47
te , que preguntandoles los Escri-
ba ,
y
.P
ariseos
que los haviati
e
bia o para
hacer
esta prision:
i
Por
qtté
no ·le haveis traido
~
res
o
·
ron :
Ningun hombre ha
habla–
d
o
como
'/.
Lo que
movio a
los
Pha ·
eos
para
decir seriamente
á
e
t
s
g
ntes:
No
OJ
dexeis engañar
como
Jos
otros.
Pero
estos
mismos
D.
y
Phariseos, que
tanto
me–
nospreciaban a los que cre!an en
l ,
y
q e no le hablaban
.sino para
r
e derle, no sabian que res–
º
le, porque les cerraba la
ca con respuestas
terminantes ,
y
is· vas.
T
no se atrevían
á pregunr
Matt. xxr r°'
arle.
46.
e e aquel
Reyno
admira–
edi
ho,
y
prophetizado en
1 o.s. El Salvador, con
el
ne oto e
u palabra ,
y
con la
us
labios
gano a
todos
•
E~ta
gr· cia
consistia
·
11d
~
aa nciaba; eo
la