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1

,o,tlt~e

_darle

forrila

científiCa

y

a~adémíca

'\~ :~ al J~~oma ~~~

,an!íguo.

~erú

Ao

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(.¡"'A.·PIE"I)

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¿Cabe- considerar al ;.qÜfchua -es la

1

tanca y, acerca de esta avecilla, hay un

l_

voz que

usa

el Diccionario de la Acade- pvecioso cuento de Jan Manuel Polar.

"Cl

-

!llia--

como iqioma vivo? A nuestw jui- Hny el perro , lanudo y lento que no

Jlo no . Pero tenemos que reconoce¡· su puede ser sino de los

And~:

Se J.,Iama

.f..

•xistencia

v

su valía como ,elemento sunca. Pero de modo genenco,

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los

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Cuando Fra11cisco

~izan·o

desembarca pequeño al que los mestizos denomina-

""'

en costas oeruanas uel Pacífico, se ha- mos zorrlno y los Indios añas. Su olor

~

bla el qtlichua ejl la mayor parte del es horrible y tan fuerte que persigue al

Perú de Bolivia, de Eeuador y de Chi- viajerv durante leguas de leguas. La

le. se habla en

~Argentina.

Y el área paloma se llama cuculi. Y esto en te–

qUichua no es. en Argentina, mu;v. cor- do el Perú. La liebre andina es ;a,huis–

ta.

Es

el idioma de la Gobernac10n de cacha; Jampato es el

~apo,

qme1ra la

los Andes. de Jujuy, de Santiago del rana y huallpa la gallina. Les con–

Estero. de Rioia. de Catamarea

y

de quistadores importaron animales con

las tier.ras del CJuyo . El quichua no nos

~fines

prácticos . No tienen nombre en

-a

ha dejado

e~critura

ni obras literarias; quichua . El caballo, la yegua, el toro,

".

p~ro

'¡o habi:m algunos millones de la vaca, la oyeja, lli cabra, el asno, la

..,..

surameriranos . Hoy, lenguas tan 1lus- mula, la gavwta, el J,Javo, el agmla, el

tres como el lanín '

y

el griego, se con-

1

buitre, el cernícalo, el chorlito, el la–

sideran Jene.uas

muert.as

. Y es que na- garto, la culebra y el ratón np tienen

die podría hab;ar el

lat.in

como lo ha- nombres én quichua. Se añade la par–

blaban Cicerón.

Vir¡~ilio

u Horacio. La ticula ata o uta

y

todo va..bien. El cer–

voz griega de Homero. de Sócrates, de do presenta una curiosidad. En las tie–

Platón, la

del

ágora y la de los jardi- rras andinas, comenzando por Arequi–

nes de Acedemos. es un misterio para pa_, dícesele cuchi. Pero ¿ne será esto

nosotros. Pero nos quedan los textos una deformación de cochino? Al agua,

escritos. Nos queda el alfabeto. Eso q' en' Ayacucho la nombran llacu. Eq

los quichuas no nos han dejado. Tene- Cusco y P4no, unu Para llamar a al–

mos que

recons~ruir

el idioma a base de guíen, principalmente a

1

un subordina–

la forma en que. lo pronuncian en las do, en Cusco y Puno gritan¡ yau.

En

diversas regiones donde lo hablan.

Es

Ayacucho: au. Nuestros sedicentes qui–

preciso que se constituya la Academia chuólogos quieren hacer mángas y ca–

del Quichua en Suramérica. Nos pare- pirotes con el idioma de los Incas. Y se

ce que su sede debe estar en Lima. No han metido en terribles atrenzos con dos

por razones de vanidad patriótica, sino letras germánicas: la doble ·Ve y la ca.

porque Lima es la capital del país don- De ahi que lo primero que hay que ha–

de más se habla quichua. La sede ló- cer es designar comisionados que va–

gica seria Gusco; pero es pueril negar yan a las distintas regiones quichuas

..

'

.1

~

que Lima tiene más resonancia. Los del Perú y procedan a la elaboración

autores de los diversos diccionarios es- de papeletas lexicográficas. Poco a po–

pa¡ñoles han hecho atrocidades imper- co y comparando las diversas fonéticas,

donables con el quichua. Busquen us- vendría el acuerdo para crear un abece–

tedes la palabra alpaca y verán el en- darlo.

Es

indispensable un acuerdo cpn

recto, De la palabra tamal dan una de- Ecuador y ,otro con Bolivia. En Chile

finici'ón idéntica a la que dan de la pa- y en Argentina queda muy ¡ioco del i–

labra humita. Y tamal y humita no son dioma incaico. Sin embargo, en una in–

,)a misma cosa. Según-el diccioJ;lario, vestigación exhaustiva no se puede

Al~ca

es un animal andino, es una es- prescindir de ambas naciones. Al qui–

pec!e de plata y es una forma del nom- chua hay que darle la prestancia de

bre Francisco. El diccionario no cono- las grandes lenguas fenecidas. Debe–

ce las humitas verdes de Piura, los ta- mos incopq,t·ar al idioma muchas de las

males de arroz de Costa Rica, los ta- voces tradicionales. A la pacocha hay

f

males dulces de Ayacucho y los sucu- que llamarla pacocha y dejarnos ·de

e-~

lentos tamales limeños. que tienen ají so de alpaca, voz que tiene cierto so–

mirasol y trozos de buen tocino. El nido de cubierto y de mesa de come–

diccionario no se ocupa del Juan de dor. Para darle categoría académica al

los loretanos. otro tamal peculiarisi- quichua, hay que renunciar a los re–

mo. Entre los animales andinos los hay gionalismos y a convertir en platafor–

de tres clases; U?a, la compuesta por ma política a un idioma secular y que,

los ammales md1genas; otra, la com- por lo menos, tiene ihcomparable gra–

puesta

p~r

los animales que hay fuera cia onomatópica . En las lagU!las de la

de Amérwa, pero que, en nuestros An- meseta andina hay un pato -eviden–

dt;a, t1enen

nop:~bre

vernacular; otra, temente es de esta familia· de palmípe–

!a compuesta por los animales que tra-

d~s-

de plumaje rojo y al 'que los in–

¡evon los conqUistadores. En la prime- d1os llaman cancana. Los mestizos nos

ra, figuran:. el lequecho, especie de ga- empeñamos en Uamarle pato cancana.

vwta que eJerce la vigilancia del aire Esto es atentar ·contra el vigor y la no–

contra las estratagemas del cazador; el bleza de la lengua aborigen.

En

ve;¡; de

lla~na,

la pacocha, o alpaca, y la hui- tender a la quichuificación del caste- '

cuna. En los Andes viven el puma, fe- llano, aspiremos a incorpora¡; en el

c.ás

lmo c¡¡,rnwevo l)on algo

d~

tigre y algo. tellano del Perú

cua~

palabras vér–

de

pant~:ra,'

Y

~~ ~scollo, ~1gantesco

ga- naculares sean necesatlas. Debemos

to montés.

Es

mutll hablar del cóndor. emp.e;¡;ar por establecér un alfabeto q'

La choca

Y

la ajo(a son dos áves lacus- responda a las necesidades fonética;s

tres de P!U.maje negro

•Y

de carne ne-

1

del quichua, 'sin empecinarnos en ha–

gra, exqUISita. apesar de su sabor a blar tal eomo hablaban los Incas.

y

pantano. o.. qu1zá•. por ello mismo . ¿Có- esto, porque no sabemos cómo habla–

Il)O

se escnbe ajolf!-? Los indios del Al- ban. Si los 1ncas hubieran conocido

t~plano

la pronunman tal como aquí es- el fonógrafo y poseyéramos una disco–

ta escnta. No conocen la ye, letra que tec111 athualpina, la cosa: seria distin–

Vlene con los andaluces. Conocen, sí ta. Y aún así, el problema no estaría

la elle; .Pero prol!uncian ajoia. ComÓ resuelto. Hablaríamos una caricatura

pronuncian hmcuna, Moquehua y hUR"- del 1d10ma 1mperi!lil. Porque la pronun–

h4a,.

Ent~·e

los pescados típicamente elación siempre está influenciada por

andm.os

, cttem'!s al hUJnanto, al suche, el vecjno. I;Iasta hace pocos años, el

al isp1 -o hisp1- y a la boga .

En

buen trances era,

el\.

el mundo, el idioma he–

plan quichua, este nombre boga no es gemónico . Todo el mundo les daba a–

muy cristiano . Entre ·los anjmales que cento agudo.

al~

palabras. El idioma

VIven en los Andes y, tambten en otr<J.S no es mec;¡.rusmo.

Es

organismo. Cuan–

partes del mundo, tenemos al acollo

0

do no puede ser organismo se convier–

renacuajo; a la huallata que es el gán- te en cuerpe muerto. El caso del qui–

s? de la

m~eta

andma; al alcamari chua. Y, para consuelo de quichuolo–

q es el cuervo; a la parihuana, que

eS

gos, el

ca.so

del griego y del latín .

el flamenco; al huacsalla, que es el pá-

-

Jarobobo; al acajllo, jacajllo, o jacacllo,

que es el Jllcamaderos; a1 pichitanca, q'

es el gornón. En Arequipa le llaman