selvática se encuentran: monos, osos, hu–
rones, zorros,
saris
o coatís, onzas, erizos,
pumas, gatos monteses, comadrejas, tejo–
nes, ardillas, vizcachas, oso hormiguero,
venados, vicuñas, aves rapaces de diferen–
tes especies, pajarillos variados, galliná–
cea~,
reptiles, insectos, coleópteros, neuróp–
teros, himenópteros, ortópteros, dípteros,
arácnidos y gusanos de múltiples familias.
También es abundante la presencia de
ganado vacuno. lanar, ovino y porcino,
útil a las necesidades alimenticias e indus–
triales.
VIDA HUMANA
RAZAS. POBLADORES TíPICOS
Como las que pueblan todo el Departa–
mento, las principales razas que viven
~n
Larecaja son: la .blanca, escasa en número,
compuesta por descendientes de las familias
españolas y por gente extranjera; la
mesti–
za:
resultante de la fusión de la blanca
y
la
indígena;
la indígena_que constituye
la mayor densidad de pobladores. ·
Esta tercera rama forma el núcleo típico
de habitantes por sus características idio–
máticas, costumbres, vestimenta, prácticas
de Yida y trabajo.
GÉNEROS DE VIDA DE ACUERDO AL MEDIO
GEOGRÁFICO
La base económica ha concentrado gru–
pos de pobladores de acuerdo a los gé–
neros de trabajo. Así, por ejemplo, en la
capital Sorata, tres factores permiten am–
plio desarrollo social: el clima templado,
que permite la incorporación de elementos
cuya salud exige una naturaleza moderada;
la agricultura, más pródiga y segura que la
del altiplano, que congrega gran número
de habitantes dedicados a tales faenas; la
explotación aurífera-quinífera, que hizo de
la ciudad un centro de rescate de productos.
En torno a estas tres formas de actividad
económica ha quedado organizado el pue–
blo con sus circunscripciones, extendiendo
hegemonía al desarrollo
comercial~
indus–
trial, turístico y político. Otras regio;nes
esencialmente agrícolas como Guachalla,
Chuchulaya, Combaya, etc., se hallan dedi–
cadas al constante y progresivo fomento
agropecuario. En cambio, las típicas regio–
nes de Tipuani, Mapiri, Guanay, Yani, etc.,
concentran todo su esfuerzo económico y
vital a la extracción y lavaderos auríferos
o cultivo e industria quinífera, sin otras
alternativas que el breve descanso de fest.i–
vidades regionales o religiosas.
CENTROS DE POBLACióN. VIDA RURAL
El centro
má~
importante es, indudable–
mente, Sorata. Desde tiempo inmemorial,
sea en el período incásico o el colonial,
constituyó lugar de intensa actividad eco–
nómica y social.
La
atracción de sus yaci–
mientos auríferos y el clima benigno, hi–
cieron de aquel pueblo un centro privile–
giado de ricos mineros españoles, quienes,
en 1781, sufrieron terrible cerco de tres
meses por los indígenas sublevados, pere–
ciendo muchos y siendo devastada la ciu–
dad. Más tarde, otro incentivo, la goma
elástica, renovó su importancia y a ese pro–
ducto siguió un tercero, la cascarilla, pro–
yectándose p.ara lo futuro el petróleo, el
platino y otras fuentes de riqueza. Fué esta
excepcional condición de riqueza nativa
que determinó que aquel centro fuese ele-
Vista del moderno hotel de Sorata, propiedad de
la Prefectura del Departamento.
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