man un río caudaloso, que entrando en la
montaña, van sus aguas a juntarse con las
del río Beni . . . La Capital es Zorata, los
demás pueblos son: Sango, Challana, Quía–
baya, Hilabaya, Combaya, Ambaná, !tala–
que, Mocomoco,
Chuma, Ayata, Charazani,
Camata,
Pelechuco, Chicani, Carasani,
Cumlilli, Coata, Chuchulaya, Copayque,
Cumpuaya,
Timusí,
Sococone,
Chaclaya,
Punamá, Patascachi, Yanabaya, Huancapa–
ta, Anterete, Chakaya,
Chulima, Curva,
Omombaya y Cajirina".
La primera Cédula Real que erigió a La–
recaja en Corregimiento, con la composi–
ción de los pueblos anteriores, data de
1590.
CONTRIBUCióN A LA GUERRA
DE LA EMANCIPACióN
Cuando las provincias del Alto Perú se
levantaron contra el poderío español, recu–
rrieron al sistema de guerrillas locales, cu–
yos episodios son conocidos en la Historia
con el nombre de "Republiquetas". Una de
ellas fué la de Larecaja, en la que el
protagonista principal fué don Ildefonso de
las Muñecas, secundado por don Juan Cri–
sóstomo Esquivel, en Sorata, y el valiente
indígena Capitán Santos Pariamo, en el par–
tido de Apolobamba. La relación de algu–
nas hazañas de importancia, descritas por
el historiador don Manuel Rigoberto Pare–
des
(Relaciones Históricas)
refieré: "Va–
liéndose de todo el influjo que le daba su
autoridad, Muñecas organizó una fuerza,
corÍ el nombre de "Batallón Sagrado" com–
puesto de 200 hombres, diestros en el ma–
nejo de armas y bien disciplinados. Con
estos hombres bravos y decididos, dos ca–
ñones y 3.000 indios armados de macanas,
avanzó sobre el partido de Omasuyos,
ocupando su capital Achacachi, y ayuda–
do por Esquivel, se adelantó hasta el pue–
blo de Pucarani, distante
lO
leguas de La
Paz, con la esperanza de que, a su aproxi–
mación, estallaría un levantamiento en
aquella ciudad. Mas, como nada hubiese
ocurrido en ese sentido y, por el contrario,
supo en este punto que se organizaba una
fuerte división para salir a su encuentro y
batirlo con ventaja, se retiró a sus posicio–
nes de Larecaja, y fortificándose en los al–
tos del pueblo de Italaque, en el cerro de–
nominado Huallpacayu, esperó a los realis–
tas, quienes, efectivamente fueron en su
persecución y, después de ataques infruc–
tuosos, contramarcharon a La Paz.
"En sus posiciones de Huallpacayu, per–
maneció 30 días, durante los cuales inter–
ceptaba toda comunicación de las autorida–
des del Rey e impedía que éstas se presta–
sen mutuos auxilios, batiendo cuantas pe–
queñas par-tidas se presentaban por esa re–
gión. Cansado de sostener lucha,.c; de secun–
daria importancia, se dirigió con parte de
sus tropas al partido de Apolobamba y allí,
ayudado por los indios del pueblo de Atén,
que a las órdenes de su Capitán Pariamo se
habían sublevado contra el Rey, logró apo–
derarse de la capital Apolo y de algunas
otras parroquias y hacerse de partidarios y
recursos.
"Después de haber empleado en esta ex–
cursión poco más de un mes, volvió Muñe–
cas desde Atén a Larecaja, a la cabeza de
algunos indios flecheros
-Y
de 500 soldados,
a principios de agosto de 1815, dejando la
dirección de las operaciones de aquella
parte al Capitán Pariamo".
Con el propósito de perseguir a los insu·
rrectos que comandaba Muñecas, el Virrey
Abascal dió orden de que partiesen de Puno
a La Paz, fuerzas españolas al mando de
Aveleira y Agustín Gamarra, quienes,
d~s
pués de varios sucesos menores, lograron
arrinconar al sacerdote. Paredes prosigue:
"El cura Muñecas logró retirarse con 30
hombres del campo de batalla y con algu–
nos otros más que se le juntaron en el ca–
mino, se dirigió a los bosques de
Camata,
donde pensaba hacer resistencia, hasta que,
alcanzado por el Capitán Navajas, fué nue–
vamente batido, y tomados prisioneros sus
30 hombres que, en masa, fueron pasados
por las armas. Muñecas pudo escapar, esta
vez solo, y fué a ocultarse a una cueva de
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