La ciudad se extiende en forma irregu–
lar, siguiendo los accidentes topográficos
que le son peculiares. En muchos casos,
esos accidentes fueron modificados por
interesantes obras arquitectónicas, al pun–
to que, en la actualidad, ya se ha salvado
la división del lecho del río Choqueyapu,
con el entubamiento de sus aguas, a todo
lo largo de la ciudad, sobre cuyo curso
se levantan extensas avenidas.
La parte céntrica conserva aún su fi–
sonomía colonial, con calles estrechas
y
edificaciones antiguas, las que sin embar–
go, se van reconstruyendo, con cesión de
nuevas dimensiones para las calles. En
cambio, en otras regiones como los barrios
de Sopo.cachi y Miraflores, la urbaniza–
ción ofrece características modernas y su–
mamente originales. Las actividades fabri–
les se encuentran localizadas en la región
de
Purapura,
intensa zona que congrega
apreciable número de trabajadores. Los
barrios esencialmente populares están en
las zonas de
Chocata
y
Chijini,
siendo las
arterias principales de un comercio acti–
vo, las calles Illampu y Maximiliano Pa–
redes. Entre los barrios nuevos, surgidos
por necesidad de expansión urbana,
s~
encuentran Villa Victoria y Villa Pabón.
Por el sur, la terminación de la avenida
Arce ha superado la superficie urbana,
uniéndose mediante carretera asfaltada
ccn Obrajes, Calacoto, La Florida e lrpa–
vi, que han pasado a formar parte del ra–
dio urbano de La Paz.
La zona de Caja del Agua, que se ex–
tiende al pie del Calvario, se expande su–
biendo las faldas de aquel cerro y laderas
circunvecinas. Lo propio ocurre con los
barrios de San Pedro, Sopocachi Alto y
Chijini Alto, cuyas edificaciones se en–
cuentran a media altura de la ceja de El
Alto.
La intensa arborización que se ha em–
prendido en calles, plazas y en edificios
particulares, ha modificado sustancial–
mente el clima de La Paz, hasta convertir–
la en una de las ciudades más sanas y agra-
dables. Su temperatura media es, en m–
vierno, de 12 grados, y en verano, de 18
grados. Principalmente en la estación in–
vernal, su cielo despejado de nubes, per–
mite la mayor concentración de rayos so–
lares, estimándose que, por estas circuns–
tancias, su clima, en tal época, es de no–
tables efectos curativos.
20
El aspecto panorámico que ofrece la
ciudad al ser
oLs~rvada
de El Alto, es
extraordinario. Se combinan los tintes ro–
jos de sus techumbres de teja con el acen–
tuado verdor de su vegetación que se pro–
diga ampliamente por plazas, calles
faldíos circunvecinos.
GEOLOGíA DE LA CUENCA DE LA PAZ
Una gran hoyada que abarca más Je 800
metros con múltiples formas de erosión,
con pilares formados de arenas y rodados
de contornos extravagantes, con el majes–
tuoso nevado del Illimani, que preside es–
te concierto de colores
y
formas: allí se
levanta la ciudad que, con empuje vigo–
roso, ha cruzado el tiempo
y
de las
super–
ficies informes ha hecho parques
y
:nw–
nidas.
En la más precisa verificación geológi–
ca, La Paz es un tajo profundo dentro de
los sedimentos modernos del relleno de la
antigua e inmensa artesa que ocupa la re–
gión del Altiplano. Su morfología dilu–
vial es importante, pues se halla formaJa
de estratos de diversos ciclos glaciales,
~· u
yo conocimiento es indispensable al desarro–
llo de un estudio monográfico.
Ellos, conforme a las observaciones Je
Ahlfeld, son:
Los estratos subyacentes.
Los sedimen–
tos del subsuelo de La Paz, en el Norte.
Noroeste, Este
y
Sudeste, son estratos del
Devónico inferior, inclinados
y
dislocados.
El río, en época reciente, cortó una ha–
ITera de estratos basales en la región de
Aranjuez, más abajo de Calacoto. Antigua–
mente, esa barrera cerraba la cuenca por
el lado Sur. Allí los estratos tienen rumbo