LOS CRONISTAS DEL PERU
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eran tácitamente ascendidos cuando se les nombraba para igual cargo en el
Perú, a excepeión de don Luis de Velasco,
y
esto tan sólo por los gpaves.
acontecimientos que se desarrollaron en la Nueva España, donde se necesi–
taba un hombre de experiencia
y
d~
talento que salvara la situación.
Es el siglo XVIII, los Barbones con mal tino administrativo
y
la falta de
visión de la realidad, fraccionan caprichosamente el virreinato del Perú, des–
trozandó el antiguo imperio del Tawantinsuyo, sustentáculo
y
base del virrei–
nato colonial,
y
dando la provincia peruana de QUito, con población india de
habla Kechua
y
costumbres peruanas, al virreinato de la Nueva Granada; así
como dividiendo cruelmente el Bajo del Alto Perú, donde rebosaba
y
aún re–
bosa la esencia de la peruanidad,
y
dándosela al virreinato del Río de la
Plata, con cara al Atlántico, de base guaraní
y
sin ningÚn nexo espiritual o
_,conómko con el altiplano peruano. Es en esta época que· decae grande–
mente el Perú, pero a pesar de ello lucha titánicamente por mantener su v.iejo
prestigo intelectual, hasta que adviene la república que, .en el siglo XIX,
tuvo que pagar muy caro la falta de tino del último siglo de la Golonia. Este
fenómeno político ·Social de la colonia guarda paralelismo con la bibliografía
histórica, la cual tuvo sus cultivadores. aquende
y
allende los. mares; mencio–
naremos los principales, no sin antes citar al gran crítico Menéndez
y
Pelayo,
quien afirma nuestro postulado cuando en "Ciencia Española" dice: "Fué él
Virreinato del Perú la más opulen1a
Y'
culta de las colonias españolas de la
1 '
América del Sur; la que alcanzó a ser visitada por los más eminentes ingenios '
de la Península
y
la
qpe,
por haber gozado del benéficio de la imprenta desde
. fines del' siglo XVI, pudo salvar del olvido mayor número de muestras de
su primitiva producción literaria. Pero, más desgraciada que México, no
ha
logrado todavía un Icazbalceta que recoja cuidado.samente todas las reliquias
del período colonial
y
levante con ellos impereceder9 mqnumento".
·
Pa¡a una división sistemática de esta un tanto confusa cuestión,
div~di.remos nuestro estudio en bibliograÜas, bibliotecas, colecciones de lil:iros
y
catálogos, a los que se puede añadir la colección da documentos de las di-'
versas etapa's_históricas americanas.
y
peruanas.
.BIBUOGRAFIAS.-Copiosa bibliografía la peruana, pero por desgracia
1
•
poco estudiada
y
explotada. No ha tenido la suerte de tener a un Icazbalceta,
como en México; a un Toribio Medina, como en Chile, o a un René Moreno,
como .en Bolivia, aunque éstos dos últimos se refieren en gran parte al Perú,
• por razone$ de fácil entendimiento. La
b~bliográ.fía
como actividad relativa–
mente moderna por un lado,
y
por otro, ciencia deii_lasiado ardua
e
ingrata
y
poco propicia a nuestra tradicional pereza criolla, ha tenido sin embargo pre–
decesores de grati mérito.
En orden cronológico
y
de importancia, cáberios citar a don
Antonio León
de Pinelo,
en su "Epítome de la Biblioteca Oriental
y
Occidental, Náutica'
y
Geográfica'' impresa en Madrid, en
1639,
cuya referencia hicimos en capí-:
1ulo ·aparte, obra a la que consideramos fuente•
y
matriz de la bibliografía