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ti
pecado de origen
de
sus amom los
conde~a
a una
vida
peli¡rosa llena de penas
y
de amarguras .
Todas las fuentes naturales del verdadero
y
grande
amor se raumen en una sola'. Son gotas que se destilan
lntamente desde
lo más profundo de nuestra
entraña~
y
en las entr.añas
mism.isst
emparejan
y
f
orman riacbue~
los que a su vez se reunen en un álveo de nuestr.is ve¡nas
hasta qu.e broten afuera e!l
la
única cálida
y vibrante
oleada de la "simpatía" .
La simpatía
es la única
y
verdadera fuente del
amor, "¡ Simpatía !"
¡hermosísima entre las hermosas
palabras de'! lenguaje humano ! Padecer juntos es
el
·me–
lancólico vaticinio de; la vida vivida entre dos: pero me–
jor aun es sentir juntos, reir
y
llorar juntos .
Las más rápidas
y
ardientes simpatías nacen de la
admiración de la fÓrma, o lo que es lo mismo, del sen·
cimiento de lo bello que se satisface con el objeto que se
desea
y
e!>tamos por amar.
· La mujer t¡imbién se conmueve> súbitamente porque
es guapa; pero en ella
el
campo de la simpaua se ensan.
cha en más altas,-esferas,
y
el
carácter
y
la 10tehgenc1a
la
seduc~n
más que¡ a nosotros . Hombres feísimos tuvie:
ron la sobrehumana voluptuosidad de ser amados, pero
en la actitud de su carácter, en su potente inteligencia, en
- su elevada posición, tenía la fascinación,
y
ésta pertenecía
al mundo de lo bello . La mujer
tiene en sí tanta po·
tencia
de
transmisión de los elei,mentos germinativos·
y
tan grande cúmulo de hermosura que pueda pasarse de
la de su compañero, pero ella qui-e're ser· conquistada por
una
f~rza
superior, ella quiere sentirse fascinada poc
algo que brille, que relampaguee o que fulmine .