n1uertos. Creo en el Espíritu
Santo; la Santa Iglesia eatóli ·n
la
co1nu1üón de los santos· l
perdón de los pecados, la
re~
u–
rrección de la carne
y
la
Yida
p r–
d
urable. An1én.
LA
SALVE
Dios te salve, Reina
y
madr
de misericordia,
vicln, dulzura '
esperanza nuestra, Dios te sal
' ~;
a
ti
lla1namos los desterrados hi–
jos de Eva; a
ti
suspiran10R
gi·
miendo y llorando en este vall
de lágrirnas. Ra pues, Señora,
abogada nuestra, vuel
Ye
a no o–
tros es0s
tus
ojos
misericordi
J–
sos;
y
después
de
este
desti
tT
1nuéstranos a Jesús, fruto
ben–
dito de tu vientre. ¡Oh
clen1
ntisi-