aparición de gigantes) que por ser, como dicen que era, es–
ta gente muy dados al vicio contra natura, la Justicia divi–
na los quitó de la ti erra, enviando algun ángel para ello ,
como se hi zo en Sodoma
y
en otras partes .»
1
Parece es tar fuera de duda que no lo usaron los incas;
pues aparte de la ley XX de la Relación anónima que di–
ce: «Qui en cometi e re el pecado de sodomía, que mue–
ra a rras trado y ahorcado, y luego sea quemado con todos
sus ves tidos, y lo mi smo s i se junta re con alguna bestia.)
2
Léase lo que á es te respecto dice Ci eza: «Y anotaré
de es to una g ran virtud des tos Inca , porque, siendo señores
tan libres y que no tenían á quien dar cuenta, y ni habia
nin–
g uno ta n poderoso entre ellos que se la tomase, y que en
otra cosa no entendi an las noches y los días que en darse á
lujuria con sus muj eres, y otros pasatiempos;-y jamás se
dice ni cuenta que ning uno dellos usaba el pecado suso–
dicho, ántes aborrecian á los que lo usaban, teniéndolos en
poco como á vil es apocados, pu es en semej:rn te suciedad
se gloriaban. Y no solame nte en s us personas no se
halló es te pecado , pero ni aún consenti a n estar en sus ca–
sas ni palacios ningunos que supi esen que lo usaban; y
aún sin todo es to, me parece que oí decir, que si por ellos
era sabido de alg uno que tal pecado hubi ese cometido,
castigábanle con tal pena, que fuese señalado y conocido
entre todos. Y en esto no hay que dudar, sino ántes se
ha de cree r que en ning uno dellos cupo tal vicio,
ni
de
l. - Zárate.
Historia de la conqitista del Perú
en
H istoriadores pri–
mitivos de Indias .
Tumo 26, p. 465, cap V.
2 - 7
res relaciones de antigiledades peruanas,
p. 203.
34