Table of Contents Table of Contents
Previous Page  19 / 118 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 19 / 118 Next Page
Page Background

7-

encohtmdas en los huacos se vé pr6digamen te reprodncirla la fm·–

nia humana,

y

algunoscon tal perfección

y

naturalidad, que "su–

gieren la idea de un retmt.o indi,ridual"

(1). A

menudo es dado

encontrar motivo

le~ítimo

de adrniración en las fisonomías expi·e–

sivas, vivientes, que fig·uran en eHo::'l huacos, ostentando

a.l~.nmo:s

de ellos las faceiones mutiladas, como si reprodujeran las injurins

de algún proceso morboso.

¿Son realmente lesiones patológicas las que así F:e J·epresen–

ta, ó se trata más bien de mutilAciones practicadas por c·astigo,

ó usadas como signo pa1·ticular de alguna tribu, 6 resultantes de

intervenciones C]nirúrg:icas? Y en caso de se1· deformaciones pato–

llígicas, ¿cuál es la enferrnedail que las ha dete1·minaclo: la lepra,

la sífilis, el lupus, la uta? Estas

y

otras diver·sas hipótesis han si–

do sucesivamente planteadas

y

discutidas, sin que hasta l'loy se

haya alca11zado una conclusi6n definitiva é incontrovertible en

favor de ninguna de ellas.

Probablemente incurren en er1·or los autores que se empeñan

en ver en todos los

h11acos

(2)

que reproducen rosti'Os humanos

mutilados la representación de una

só~a.

y

mi~n

a. cau, a-par.ólo–

gica ó nó-de dicha lesiones.

·

Cabe desde

1

e,..

:o

fonuar un crrupo especial c 0 n a.qmenos hua–

cos que ostentan mutilacirmes

ti'ÍC11lgnlar~s

(]e borde.· cortados

Á,

cuchillo, que inteTe..au total

ó

parcialmente la naríz 6 los labio:-,

especialmente el superior,

r

qne

j)OT SU

liLSpect.() pronu cindamen–

te artificial, no pueden indicu.r la intenci()n del a1·tista de •·epro–

dncir defo1·maciones patol6g·icas.

Pare~e

extraño que lo:'\ anti–

guos alfa•·e•·os peruanos hayan quel'ido desmentir su bien proba–

da dP-streza, empeñandose fln figurar de manera tan

bun.la

é infiel

á la realidad lesiones facia.les de origen pat.ológico.

De esas lesiones triangulares de apariencia francamente artifL

cial nadadiríamos, porqueno ofrecen ningún interés

deRdenuest.ro

punto de vist<1 especial, si no fuera porque se ha pretendido que

son del mismo orden ytienen idéntico carácter todos los demás

que se encuentran en los huacos, quedando éstos así privados de

todo valor documentario para la historia de la uta

ó

de cualquie•·

otra enfermedad prehispá.oica.

En

efecto, un sabio colombiano,

el Dr. Juan Je Dios Cal'l'asquilla, apoyándose en los elatos re-

(1) Report of the proceedings of the

~nmismatic

and Antiquarian Society of

Philadelphia, 1884, pág. 27. Referencia á la colección de huacos presentada por

el Dr. José Mariano Macedo (de Lima) .

(2)

En el Pet·ú se llama comunmente huacos á las piezas de alfat·ería ext.raí–

das de las tumbas indígenas .