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-LXXV -
La esposa
ó
la reina
E1
c~o,
de
tí
madre mía, busc·a
esta tt.i hija, gran pecadora;
que le abras
la'
puerta
i
acojas su aflijída alma.
Al dulce Jesús enojado
tu madre mía interpón tus
ruqost
que sí ellos no son escuchados
mi corazón sufrirá eternamente.
Así madre mía de los ánjdes
cnvuélvcme en tu manto;
cobija a esta pecadora
cuya hoi:fandad conoces.
Ya madre
mía
concluyen
los siete días de tu setena;
si vivo, volveré;
solo por
la
muerte perdería
el
camino.•
Adonde
qui~a
que vaya,
iré
en tu compañía, Madre mía!
que mi alma no se extraviará
conociendo tú mis pensamientos.
Tus hijos caminarán
henchidos de tus bendiciones,
i pondrán con tu bendición .
todos sus pecados por tierra.