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VI

,-

g loria, como e n otro ti empo se sirvió de la' p olli na d e B a1aá:n. Sir–

vió ella á la g loria d e Dios y no sacó provech o propio. ¡Gran ver–

güenza que aq uellos hómbres no venga n siquier a por ese estud io

en conocimiento del poder y de la sabiduría d e Dios N uestro Se–

ñor para que s/e le rinda n, le ame n y le sirva n l

Como Dios es' sapie ntísimo , -sabe sacar, gloria p ar a su nombre y

su r eligión santa, del trabajo tan d escaminad o de ellos; porque si

dar:¡ con alg.o bue no, sirve par a que los bu,e nos d e ello s e aprove–

chen, como de gracia g r a tis dada de Dios, p,ara extender la gloria

del Señor. De lo p oco que suelen sacar

d e lo aér eamente que

acostumbran por l.b .gener a1

á

h ablar e n este

r~mo

del sab er, á lo

menos sob r e las naciones que perte ne cieron á Espa ña ,

1

sacan pro–

pios y extraños un gra nde bie n e ntre otros, p ar a la gloria de la

Iglesia santa, y es: conocer que

qu~en es

más han trab aj'ado y no con

menor fruto en este r amo, h a n sido los católicos, sobre todo los r e–

ligiosos y sacerdotes , yeso, por motivo de celo , 2 como brillante

y p almar iame nte d eclar a el Conde de la V iñaza e n el tan magni–

fico como grandilocue nte prólog o á s u «Bibli ogr afía española d e

las lenguas indígenas d e A mé ri ca.»

D e suerte que este estudio de las lenguas indígenas en p articu-

lar, r edunda principalmente e n g loria de Dios y de la s anta Iglesia

Católica, aunque la intención d e alg unos impíos sea muy otra. ¡Mo–

tivo sober ano pa r a que los hombres celosos de la gloria de Dios,

que pueden por su posición ó mi n is terio; se den á hacerse con las

lenguas d e aquellos

á

quie nes , por otr a parte, deb en hacer bie n con

la pred icación ó escri tos l

Cosa rara me h a pasado al estud iar la le ng ua .tar ahuma r a . S e

1

L éase el prólogo del Canórugo mejicano Beristain

á

su Biblioteca Hispano-Ame–

ricana.

2

Cuando ya se iba á imprimir este pliego, encontré (ejemplar núm. 8) los «Apuntes para

un catálogo de escritores en lenguas indígenas de América,» por el católico literato D .

Joaquln García Icazbalceta; '

y

como únprimió el autor sólo 60 ejemplares, por sus manos,

y sería lástima se perdiese el testimonio de su ilustrada op,inión, á propósito de lo que arri–

ba dije; copiaré unas líneas que dicho autor escribe en su prólogo ó advertencia.

« Este catálogo, aunque tan incompleto, espero q ue será de algún provecho: por lo

menos dará

*

conoct;r uuos cuantos libros de que no se tenía noticia,

y

servirá para com–

probar ó rectificar las descripciones de otros . Pero al ver su poca extensión , no puede

dejar de sentirse gran pena, considerando cuáll miserables son los restos que nos quedan

del

inmenso trabajo de los m isioneros.

Por mucho que aún se logre descubrir, nunca será

sino una migaja en comparación de lo perdido. Apenas quedó lengua de América que no

tuviese su

Arte

y

su

Vocabulario,

y

de

al~unas

hubo muchos: sin contar con un gran nú–

mero de cartillas, catecismos, doctrinas, confesionarios, sermonarios, tratados nscéticos

y

morales

y

aun versiones de la sagrada Escritura.»

,

.