El
parénte~is
parece que trae confusión en esta lengua, mientras
uno no
teng~
gran facilidad e n e lla.
RegLas para eLrecto uso del hipérbaton en generaL.
la
Aunque vaga, que el modo de coloca r las palabras en la ora-
ción tarahumara, es al revés del nuestro.
I
2a
Por tanto, los casos regidos y oblícuos va n
delant~
del verbo.
del regente ó del que hace veces de nominativo.
.
3
a
El adjetivo va dela nte del 'sustantivo, por r egla general, si
bién alguna vez no sucede a sí:
toá11le Hostiáclti erúca atir
santa Hos–
tia en quién está ?
4
a
El verbo va detrás del caso que rige, por regla general.
5'" El adverbio va inmedia tamente antes d el
ve~bo,
junto con el
pronombre:
H uebéte toáme Sacramento del aLtarchi binói áve atícho,
li–
teral, muy santo Sacramento d el altar en, él también está efecti–
vamente.
CAPITULO
JI.
'D e La concordan cia .
Piensan algunos que en tarahumara no hay concordancia, y el
error les viene de que como esta lengua es aglutinante, no cargan
con las partículas de los accidentes gramaticales cada nombre de
la oración, como en castellano; sino que el sustantivo ó el último
nombre es el que los lleva todos, v. g.; los hombres buenos. Cada
voz de estas, está en castellano en plural, pero en tarahumara tie–
nen por inútil esa exuberancia de plurales y por la celeridad de la
lengua dicen bueno hombres
gard narire:jói
ó
ell hui.
l.
Los sustantivos, adjetivos pronombres y participios concuer–
dan en número, género y caso. Todos los adjetivos suelen ser co–
mún de tres, si no son los personales ó que sólo se aplican á per–
sonas que suelen ser del género comun de dos.
JI.
Siempre que en la oración haya nombres, adjetivos, partici–
pios, relativos y verbos, la partícula de número la lleva el sustan–
tivo; menos cuando el verbo es de los llamados plurales, en cuyo
caso la lleva el verbo, aunque también la puede llevar el sustan–
tivo.
III.
Los sustantivos continuados que pertenecen
á
una misma
cosa ó persona, están en el mismo caso.