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DE LJ\S

SAi.iN.AS

337

..CAPÍTULO LXVI.

De cómo Marigo Inga se retiró con grandes

tes~ros

é

mucha ·gente

, ·

á

lás montañas

d~

los indés

,.

J

cómo

V~Uatopu

andaba con

.

eJ°ércfto.por las provincias. de los

Guan~achupachos.

Respirado han por un poco .las guerras civiles, é, miéntras

se acerca el tiérppo de la . de .Chupas, tenemos nec.esid'ad de

contar lo

qu~

estos capitanes hicieron,

é

lo que le sucedió al

teniente genera.! Lorenzo de Aldana, que

á

la ciudad del Quito

iba;

é

tambien .quedabá confuso el' &uceso del Inga, si no se

refiriese en este lugar lo que hizo despues que Rodrigo Orgo-

ñez ie dió aquel atcance tan famoso., cuando en él libertó al

ca pitan

Ruy

Dia~

é á,

los otros.cristianos,

É

pasa así: Que visto

por Mango Inga. la. determi naci'on de Orgoñez,

é

cómo no

pensaba en otra cosa que en .prendelle ó tnatalle, é que le

había muerto mucha de su gente',

é

prendido algunas 'de sus

mujeres,. til1:bado é muy temeroso- en vei·se de aquella suerte,

conociendo que sú 'fortuna ya estaba tan declinada· que sus

dioses le tenían para siempre olvidado,

é

que para oponerse

contra los cristianos no tenía

y~

gente que lé siguiese,

I)Í

su

autoridad bastaba

á

juntar ejército para seguir la guerra, con

algunos que le siguiero1_1

é

SU$

mujeres é sirvientes,

é

todo su· .

tesoro, '.que no era poco, se

fué

·á meter en las rovincias de

~que

están

m~tidas

a la parte de Mediodía

é

más aden:

tro de los Andes, porque allí le pareció estaría segur.o de los

l

cristianos,

s~s

enemigos,

é

no oirían los relinchos

y

bufidos

de sus caballos, ni las tajantes espadas cortarian más en. sus

·

Toaio l.

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